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SANTUARIO DE FATIMA

SANTO ROSARIO MISTERIOS GOZOSOS

ADORACIÓN ON-LINE CON Jésed - Cantos católicos para adorar y meditar con la eucaristía

martes, 4 de abril de 2023

SANTO ROSARIO EN SÁBADO SANTO



SANTO ROSARIO EN SÁBADO SANTO


Indicaciones:

·    Al inicio de cada meditación se enciende o se coloca una vela al pie de María, como símbolo de estar en vela con Ella, esperando la resurrección del Señor.

·    Se recomienda usar una Biblia para las lecturas, designando a los lectores con anticipación.

·    Dividir los coros antes de empezar.

·    El texto de las lecturas corresponden a la versión de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española.


MONICIÓN INICIAL

Nos ponemos de pie.

El misterio del Sábado Santo nos conduce hacia el Señor Jesús muerto que yace en el sepulcro.  Hoy toda la Iglesia se encuentra en silencio por el dolor y la ausencia.  Pero, en medio de la tristeza aparece la esperanza por la que podemos ver el horizonte último: la Resurrección.

Al alzar la mirada reconocemos la presencia de Santa María, Madre de la Esperanza y nos acogemos a su invitación de acompañarla en esta espera guardando en el corazón las palabras de su Hijo.

Entra alguien y pone un cirio al pie de la Virgen.

T: + Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

 

1ª MEDITACIÓN:

LA «FE PRECIOSA» DE SANTA MARÍA

Se coloca una vela encendida al pie de María.

Lector: Del Evangelio según San Lucas     1,35-38

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejes, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Se guarda silencio por un momento.

La virtud de la esperanza no tendría sentido sin el don tan precioso de la fe.

Esta fe que es confianza en Dios y en su palabra la vemos vivida de manera modélica en María, en Ella la fe constituye la base de su fidelidad al Señor.

La fe en la Madre es preciosa porque Ella ha aceptado la invitación de Dios acogiendo al Señor Jesús en su seno y entrando en la Escuela de la fe, en donde guiada por su Hijo, irá madurando y ganando una consistencia que le permitirán responder con generosidad al Plan de Dios a lo largo de toda su vida, incluso en los momentos difíciles.

Cantamos: Virgen Fiel

1 Padre Nuestro… 10 Ave María...., 1 Gloria...


2ª MEDITACIÓN:

 LA ESPERANZA EN EL DOLOR

Se coloca una vela encendida al pie de María.

Lector: Del Evangelio según San Lucas    2,33-35

Su Padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:

«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, —y a ti misma una espada te traspasará el alma— para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Se guarda silencio por un momento.

Cuando muere el Señor, quienes lo siguen pasan por un momento intenso de prueba.  Pocos de ellos son conscientes de que detrás de la muerte de Jesucristo está la victoria y el triunfo.  Para los discípulos, la muerte de Cristo donde su fe y esperanza se ve probada.

Cuando esto ocurre, María por su fe puede permanecer firme en el momento de mayor dolor.  Sin embargo, su dolor no es cancelado, no es anulado, éste se envuelve en una dimensión nueva, la dimensión de la esperanza que hace que su Amor permanezca vivo aun cuando todo parece muerto.

1 Padre Nuestro… 10 Ave María...., 1 Gloria...


3ª MEDITACIÓN:

 LA ORACIÓN, ESCUELA DE LA ESPERANZA

Se coloca una vela encendida al pie de María.

Lector: Del Evangelio según San Lucas   1,46-55

María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padre—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre».

Se guarda silencio por un momento.

María ha visto el cumplimiento de las promesas de Dios a lo largo de toda su vida, es por esto que medita y espera con confianza el cumplimiento de las profecías: “y al tercer día resucitará”. 

La Madre espera, y nutre su esperanza de la oración.  Ella prevé confiadamente lo que va a suceder, y se pone en manos del Padre, esperando la resurrección de su Hijo el Señor Jesús, alentada por la fuerza del Espíritu que la ilumina especialmente en los momentos de oración.

1 Padre Nuestro… 10 Ave María...., 1 Gloria...


4ª MEDITACIÓN:

VIVIR LA ESPERANZA DE MARÍA

Se coloca una vela encendida al pie de María.

Lector: Del Evangelio según San Juan  19,25

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Se guarda silencio por un momento.

Vana sería nuestra esperanza si es que no estuviera fundamentada en el misterio más grande del Señor Jesús, en su Resurrección.  En este misterio Santa María fundamenta su existencia, porque en él reconoce que Dios Padre cumple todas sus promesas.  En Santa María no cabe duda ni desesperación porque en su corazón está presente siempre Jesús, en quien confía plenamente y a quien se ha ido conformando

Así como María vive su esperanza estamos también nosotros invitados a participar de la confianza en las promesas de Dios, a poner a Jesús como el centro de nuestra vida y a esperar junto con Ella la Resurrección del Señor.

Cantamos: Madre nuestra (2ª y 3ª estrofa).

1 Padre Nuestro… 10 Ave María...., 1 Gloria...


5ª MEDITACIÓN:

DE LA ESPERANZA A LA CARIDAD

Se coloca una vela encendida al pie de María.

Lector: Del Evangelio de San Juan   19,26-27

Jesús al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».  Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».

Se guarda silencio por un momento.

La preciosa fe de María la conduce a confiar plenamente en el cumplimiento de las promesas de Dios.  Su esperanza fundada en ese encuentro profundo a través de la oración, con Dios Padre y su Hijo, Jesucristo, la conducen a vivir una fidelidad inquebrantable y la auténtica caridad.  Estos han sido los motivos de su conformación con Cristo, de su configuración plena con Él.  María aprende de Jesús a amar a sus hijos en la fe.

1 Padre Nuestro… 10 Ave María...., 1 Gloria...


MONICIÓN FINAL

Alentados por Santa María y dispuestos a seguir acompañándola en su espera: Recitemos las letanías Lauretanas

Letanías Lauretanas

V. Señor, ten piedad     R. Señor, ten piedad
V. Cristo, ten piedad     R. Cristo, ten piedad
V. Señor, ten piedad     R. Señor, ten piedad
V. Cristo, óyenos           R. Cristo, óyenos
V. Cristo, escúchanos   R. Cristo, escúchanos

V. Dios, Padre celestial,   R. ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Santísima Trinidad, un solo Dios,

V. Santa María,                  R. ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la Misericordia,
Madre de la divina gracia,
Madre de la Esperanza,
Madre purísima, 
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre incorrupta,
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Torre de David, 
Torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 
Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consuelo de los migrantes, 
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta a los Cielos, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz.

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
R. perdónanos, Señor.

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
R. escúchanos, Señor.

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
R. ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración

Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.  Por Cristo nuestro Señor.  Amén.

Por la salud del Papa y todas sus necesidades:

Padrenuestro, Avemaría y Gloria....

Terminemos nuestro Rosario cantando LA SALVE.

Salve Regina

Salve, Regina, Mater misericordiæ,

vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus exsules filii Hevæ,

Ad te suspiramus, gementes et flentes

in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos

misericordes oculos ad nos converte;

Et Jesum, benedictum fructum ventris tui,

nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.


 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



 


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