QUE DESATA LOS NUDOS
DÍA CUARTO
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DÍA CUARTO
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
DÍA CUARTO
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Por señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda la humildad la Voluntad del Padre, y el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu hijo intercediste por nuestras dificultades y con toda sencillez y paciencia nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, Pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos a (Nombre) y que lo (la) libres de todas las ataduras y confusiones con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal, Señora Nuestra y desata los nudos, que impiden nos unamos a Dios, para que libres de toda confusión y error, los hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.
LEER LA ORACIÓN AL DÍA CORRESPONDIENTE:
Lectura Bíblica
"Dijo María: 'Mi alma engrandece al Señor y exalta de júbilo mi espíritu en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su sierva. Por esto todas las generaciones me llamarán bienaventurada'". (Lucas 1, 48)
CONSIDERACIÓN
Profunda humildad de María
Todo pecado que cometemos los seres humanos nos ha nacido en la soberbia. Ella es la causa y origen de todos los males de la humanidad, porque el hombre engañado por su frágil parecer, antepone su propia voluntad a la voluntad de Dios, que es la única que nos conduce a la verdadera plenitud.
Al hombre le es más fácil despojarse de sus bienes materiales y a veces hasta de sus propios seres queridos que despojarse de su propia voluntad.
Arrinconar la Voluntad de Dios para hacer lo que nos plazca, no es otra cosa que la desobediencia y en eso consiste el pecado.
Cuando en la tierra se haga la Voluntad de Dios como se hace en el cielo, entonces la Gloria de Dios y las delicias celestiales se disfrutarán en la tierra aunque persistan el dolor y el sufrimiento, porque éstos nos configuran, con Cristo, Varón de Dolores.
Nuestra Madre, Santa María, con su humildad ha engrandecido al Señor y por este mismo atributo vivido en grado sumo se ha hecho merecedora a que todas las generaciones la llamen Bienaventurada.
Humilde y casta doncella, rosa del altar del cielo: ayúdanos a desatar con tu serena humildad las ataduras del egoísmo, , la prepotencia, la jactancia, el orgullo y el falso amor propio tan contrarios a tu aquilatada virtud. Amén.
GOZOS PARA TODOS LOS DÍAS
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
Ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
De angustias y sinsabores mi ser está acongojado, pues me aparté de tu lado colmandome de temores. No me conmovió tu llanto, ni me embriagó tu dulzura, pero hoy vengo a tu ternura a mitigar mi quebranto.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
Ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Eres tú quien me consuela, quien a mi ser embellece y ante tu faz palidece la más luminosa estrella. Eres la rosa del cielo, la Madre del Salvador. Regálale tu candor a quien te ama con desvelo.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Tú, la pulcra y fiel amante, aposento del Amor, acógeme por favor en tu regazo fragante, porque alli quiero morar con tu Niño Inmaculado y al latir del Adorado quiero vivir para amar.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Estrella de la mañana, Virgen Vestida de sol, tú besaste al Creador con puros labios de grana. Limpia por favor la escoria que afea mi corazón para, con tu bendición, poder entrar en la gloria.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Tu corazón traspasado por la espada del dolor es magna fuente de amor, donde lavo mi pecado porque al ser Inmaculada, toda pureza y candor, no habrá refugio mejor para el alma atribulada.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Suplicante omnipotencia, de favores manantial: como lo hiciste en Caná, ruégale por mí indigencia. mira que no tengo nada, sólo miseria y maldad, más, por tu excelsa bondad, mi alma será
restaurada.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
Dile a Dios que yo lo adoro a pesar de mi extravío. Que sólo en su Amor confío y que por su perdón imploro. Dale un beso en cada herida a Jesús Crucificado y guárdame en su Costado para habitar en la Vida.
Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.
(Aquí se hace la petición.......)
SE REZA EL SANTO ROSARIO CON LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDAN SEGÚN EL DÍA.
SALUTACIÓN A MARÍA:
El Magníficat
(Lucas 1, 46 - 55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio
ORACIÓNES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Oh, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, divina prenda de la Santísima Trinidad, huerto sellado de Dios donde guarda celoso los tesoros de su Amor: mira compasiva con tus ojos de madre a tus hijos enfermos por la herida del mal.
Con tu inmensa humildad desata los nudos con que oprime la soberbia, tan contraria a los Divinos atributos del corazón manso y humilde de Jesucristo.
Tú, la Pura, la Pulcra, la Inmaculada; Desata bondadosamente los nudos hediondos de la lujuria, la impureza, la obscenidad y demás apetencias desordenadas de la carne, que tanto esclavizan a tus hijos y que precipitan tantas almas al infierno.
Tú, la pobre Doncella de Nazareth, la modesta Esposa del Carpintero, la Madre del Maestro que no tenía dónde reclinar su cabeza: con tu Santa Pobreza desata los nudos de la avaricia, que aleja al hombre de Dios y lo esclaviza a cosas efímeras, las cuales son sólo basura comparada con el único Amor.
Gracias Madre mía, gracias por tus cuidados y consuelo.
Gracias por tu pureza y tu ternura. Gracias por hablar bien a Dios de mí. Dile que yo lo adoro a pesar de mi nada.
Gracias por desatarme, gracias por liberarme, gracias por esconderme entre tu manto, gracias por levantarme y cubrirme con la Sangre Sacrosanta de tu Hijo Jesucristo.
Ayúdame a convertirme en otro Jesús para que El Padre me mire con su Infinito Amor y su Infinita Misericordia. Amén.
PETICIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Dame tus ojos Madre, para saber mirar. Si miro con tus ojos jamás podré pecar.
Dame tus labios, Madre, para poder rezar. Si rezo con tus labios Jesús me escuchará.
Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar. Es tu lengua: patena de gracia y santidad.
Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar. Entonces mi trabajo valdrá una eternidad.
Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad. Cubierto con tu manto al cielo he de llegar.
Dame tu cielo oh, Madre, para poder gozar. Si tú me das el cielo, qué más puedo esperar.
Dame a Jesús, oh Madre, para poder amar. Ésta será mi dicha por toda una eternidad.
PETICIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Es maravilloso, Señor, tener los brazos abiertos cuando hay tantos mutilados. Mis ojos ven, cuando hay tantos sin luz. Mi voz que canta, cuando hay tantos que enmudecen. Mis manos que trabajan, cuando hay tantos que mendigan.
Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a dónde ir.
Es maravilloso amar, vivir, sonreír, soñar, cuando hay tantos que lloran, odian, sufren; se revuelven en pesadillas y tantos que mueren antes de nacer.
Es maravilloso tener un Dios en quien creer, cuando hay tantos que no sienten consuelo ni tienen fe.
Es maravilloso, sobre todo, Señor, tener tan poco que pedirte y tener tanto, tanto que agradecerte. Amén.
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