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sábado, 2 de abril de 2022

LOS SIETE DOLORES DE MARÍA


 


Los siete dolores de María

Textos: D. Alfonso Crespo. Composición: Comisión de Espiritualidad de la Archicofradía Pontificia, Real, Ilustre y Venerable Archicofradía Sacramental de Culto y Procesión del Stmº Cristo de la Expiración y María Stmª de los Dolores Coronada

Fuente: https://www.expiracion.org/

 


Los Siete Dolores de María

 

HIMNO DE VÍSPERAS

¡Ay dolor, dolor, dolor,

por mi hijo y mi Señor!

 

Yo soy aquella María

del linaje de David:

¡Oíd, hermano, oíd

la gran desventura mía!

 

A mí me dijo Gabriel

que el Señor era conmigo,

y me dejó sin abrigo

más amarga que la hiel.

 

Díjome que era bendita

entre todas las nacidas,

y soy de las doloridas

la más triste y afligida.

 

Decid, hombres que corréis

por la vía mundanal,

decidme si visto habéis

igual dolor que mi mal.

 

Y vosotras que tenéis

padres, hijos y maridos,

ayudadme con mis gemidos,

si es que mejor no podéis.

 

Llore conmigo la gente,

alegres y atribulados,

por lavar los pecados

mataron a un Inocente.

 

¡Mataron a mi Señor,

mi redentor verdadero!

¡Cuitada!, ¿cómo no muero

con tan extremo dolor?

 

Señora, santa María,

déjame llorar contigo,

pues muere Dios y mi amigo,

y muerta esta mi alegría.

 

PRIMER DOLOR

LA PROFECÍA DE SIMEÓN EN LA PRESENTACIÓN AL TEMPLO

«… Mi primer dolor, hijos, comenzó en Jerusalén. Fuimos como judíos observantes a cumplir la Ley: presentar al primogénito en el Templo. Y al entrar en el primer atrio, se nos acerca un venerable anciano, que toma al Niño en sus brazos ante la inquietud de José y mía. Pero la calidez de su voz nos tranquiliza. Sus palabras comienzan con una alabanza, llamando a mi Hijo luz de las naciones y gloria de Israel.

Pero susurra también palabras proféticas: este Niño será signo de contradicción; y a ti, mujer, una espada te atravesará el alma (Lc 2,34) El vaticinio quedó prendido en mi corazón. Y todo lo entendí cuando tuve a mi Hijo muerto en el regazo, con el alma partida de dolor.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te presentamos el sufrimiento de todas las madres ante el futuro incierto de sus hijos.

Dios te salve, María

 

SEGUNDO DOLOR

LA HUÍDA A EGIPTO

 

El segundo dolor, es fruto de la huida a Egipto. Dios, todopoderoso, tiene que defender a su Hijo de la ira de Herodes. Y tras el anuncio del ángel al justo José (cf. Mt 2,13), comenzamos una huida hacia la tierra desconocida de Egipto. José y yo hablamos del Dios poderoso, pero sólo contemplamos la debilidad de un Niño. Y oímos los gritos desgarrados de las madres de los Inocentes, que como un eco nos perseguía en el desierto. Y mi corazón de madre, se desgarraba. El camino de Egipto fue un camino de dolor y madurez en la fe. ¡Es difícil, a veces, entender los planes de Dios! pero el amor hace que las dudas se desvanezcan con la fuerza de la fe. Fue el amor el que nos hizo soportar el dolor de ser emigrantes en tierra extraña: nuestra seguridad la pusimos en las manos de Dios.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te presentamos el sufrimiento de todas las familias que tienen que huir de su tierra por causa del hambre y de la guerra.

Dios te salve, María

 

TERCER DOLOR

JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO

El tercer dolor, fue también en el Templo. De nuevo, subimos a cumplir la Ley, y entonces Jesús, ya un adolescente crecido, se nos pierde. Le buscamos desandado el camino con las prisas y las alas del cariño. Y le encontramos en medio de sabios y doctores. Y como Madre le reclamo: ¿por qué nos has hecho esto, Hijo mío? José y yo te andamos buscando. Y mi hijo responde con palabras misteriosas: ¿no sabíais que tenía que ocuparme de las cosas de mi Padre? (Lc 2,48-49). Me sentí incomprendida en mi dolor, pero al mirarle descubrí el Misterio: yo buscaba a mi hijo y encontré al Hijo de Dios. Y así, mi Hijo se convirtió también en mi Maestro.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te presentamos el sufrimiento de todas las madres que han perdido o están lejos de sus hijos por causa del trabajo, las guerras y los secuestros.

Dios te salve, María

 

CUARTO DOLOR

MARÍA ENCUENTRA A JESÚS CON LA CRUZ CAMINO DEL CALVARIO

El cuarto dolor, es un dolor compartido con las buenas mujeres de Jerusalén, que lloran contemplando al que carga con la Cruz en la calle de la Amargura camino del Calvario. Yo voy detrás, como siempre va el discípulo, aliviando con mi amor su sufrimiento, como queriendo traspasar de corazón a corazón tanto dolor. Lloro con las mujeres sencillas, que son madres, y recibo también la burla de los espectadores del horrible espectáculo. No fue largo el camino, pero fue un dolor interminable. Y recordaba las palabras de Isaías: Tomó sobre sí nuestros pecados y cargó con nuestros dolores... en sus heridas hemos sido curados (Is 53,4-5). Desde entonces, hijos, la llaman la Vía Dolorosa y en mi corazón tengo grabadas cada una de sus espinas.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te presentamos el sufrimiento de todas las madres que están a los pies de sus hijos enfermos.

Dios te salve, María

 

QUINTO DOLOR

CRUCIFIXIÓN Y AGONÍA DE JESÚS

El quinto dolor, fue en el monte Calvario. Allí llegamos, pie con pie y mirada con mirada, el Hijo junto a la Madre. Su rostro desfigurado. Y comenzó el escarnio: le desnudaron, y la túnica que tejí con tanto mimo fue sorteada. No me entregaron nada. No me hacía falta. Los golpes de los clavos resonaban en mi corazón, y dolían más que la espada que en él había clavada: los dolores de un hijo, como el eco, se multiplican en el corazón de la madre. Y oí sus últimas palabras: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46) Y descansé al pensar: ¡está en buenas manos! Y a los pies de la Cruz, recibí la mejor herencia: Ahí tienes a tu hijo, susurró con el último aliento, entregándome en el discípulo amigo a los hijos dispersos del pecado. Era otro parto: en la Cruz todos los hombres fueron alumbrados a la Vida eterna, eran salvados.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te acogemos como Madre nuestra y te presentamos el sufrimiento de todos los hijos huérfanos que hay en el mundo.

Dios te salve, María

 

SEXTO DOLOR

MARÍA RECIBE EL CUERPO DE JESÚS

En el sexto dolor, Estuve a punto de desvanecerme, al recibirlo, descolgado de la cruz, en el regazo. Fue Juan, el amigo y confidente de mi Hijo quien sostuvo mis brazos, las santas mujeres enjugaban mis lágrimas, mientras yo acariciaba con mis manos el rostro del Hijo muerto, contemplándolo con la secreta esperanza de creer que era sólo un desmayo. Le acuné como en Belén y recordé las palabras de la nana. Ahora, le tenía joven, hermoso, en mi regazo, porque ni el dolor ni la cruz, ni las espinas ni los salivazos, pudieron desdibujar aquel semblante que aún llevo grabado en mis entrañas. Todos mirábamos al que traspasaron (Jn 19,36). El silencio cortante del descendimiento, terminó entre sollozos.

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, ponemos en tu maternal regazo a toda la Iglesia, Cuerpo místico de tu Hijo, que peregrina en la tierra.

Dios te salve, María

 

SÉPTIMO DOLOR

MARÍA EN EL SEPULCRO DE JESÚS

El séptimo dolor, es la consecuencia final de esta catástrofe: en un sepulcro nuevo le dejamos; un discípulo oculto, José de Arimatea, brindó este aposento. Y se corrió la losa y quedó la Luz encerrada en la noche: ¡nunca la tierra tuvo al sol tan dentro! Quedé en la más profunda soledad... Comenzaban los días más largos. ¡Sin poder contemplar a mi Hijo, para qué me sirve la mirada! Y recordé el salmo, que invitaba: Tu rostro buscaré, Señor (Sal 26,8). Mi corazón decía que no puede el dolor vencer al amor, que el amor siempre resucita y calma. Y tras el Amor corrí; en la noche busqué la Aurora, sabiendo que vendría la madrugada de Pascua».

 

Oración:

María Stmª de los Dolores, te rogamos por todos los difuntos de nuestra cofradía y te presentamos el dolor de todas las familias que en esta pandemia no pueden despedirse de sus fallecidos.

Dios te salve, María

 

STABAT MATER DOLOROSA

La Madre piadosa estaba

junto a la Cruz y lloraba,

mientras el Hijo pendía.

 

Cuya alma triste y llorosa,

traspasada y dolorosa,

fiero cuchillo tenía.

 

Oh, cuán triste y afligida

se vio la Madre escogida,

de tantos tormentos llena.

 

Cuando triste contemplaba

y dolorosa miraba

del Hijo amado la pena.

 

Hazme contigo llorar

y de veras lastimar

de su pena mientras vivo.

 

Porque acompañar deseo

en la Cruz, donde le veo

tu corazón compasivo.

 

Virgen de vírgenes santas,

llore yo con ansias tantas

que el llanto dulce me sea.

 

Porque tu pasión y muerte

tenga en mi alma de suerte

que siempre sus penas vea.

 

Oración Final

¡Oh María Santísima de los Dolores! Tú que permaneciste fiel a tu Hijo al pie de la Cruz, concédenos que seamos fieles a las últimas enseñanzas que nuestro Maestro y Señor nos impartió, antes de expirar.

Que perdonemos de corazón, como el perdonó a sus verdugos; que juzguemos a los pecadores con entrañas de misericordia, prontos a la clemencia; que en nuestras tribulaciones y caídas acudamos confiadísimos a Ti.

Te pedimos, ¡oh Virgen de los Dolores! que nos acompañes en la hora de la muerte para recoger nuestro espíritu purificado por el dolor y la penitencia, y conducirlo al Padre para que goce de su Divina Presencia.

Amén.

 

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