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lunes, 7 de diciembre de 2020

Vigilia a la Inmaculada Concepción




Vigilia de la 

Inmaculada Concepción

 

"LA LLENA DE GRACIA"


Se prepara: Un icono de María (o una imagen de la Inmaculada), un ramo de flores, velas, un cojín y el Leccionario

 

Canto de Entrada:  (CLN 316) (de pie)

Puede utilizarse también "ESTRELLA HERMOSA"  (CLN 310)

ESTRELLA Y CAMINO,

PRODIGIO DE AMOR, DE TU MANO,

MADRE, VAYAMOS A DIOS.


1.   Todos los siglos están mirando hacia ti, todos escuchan tu voz temblando en un sí. Cielos y tierra se dan en tu corazón como un abrazo de paz, ternura y perdón.

2.   Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal, en tu regazo le ven el rey y zagal. Tu nos lo diste en la cruz, altar de dolor, muerto en tus brazos está un Dios redentor.

 

PRESIDENTE: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

TODOS: Amén

 

PRESIDENTE: Bienvenidos a esta celebración en torno a María, la llena de gracia, que no ha sido tocada por el pecado ni por un solo momento, la Inmaculada Concepción. 

Celebramos a María, que nos ayuda a acoger a su Hijo Jesús, el que trae la salvación al mundo.

Celebramos a María, que nos enseña a escuchar el nombre nuevo por el que Dios nos llama. 

Celebramos a María, que acompaña y alienta caminos misioneros  de entrega en y para el mundo de hoy.

 

Gesto: Se coloca ante el icono (o la imagen) de María un ramo de flores y se encienden las velas.

 

ORACIÓN:

Lector 1: María Inmaculada, llena de gracia: 

nos reunimos para alabarte, 

para alabar a Dios que ha hecho en ti maravillas.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 2:  Santa María, pobre y humilde: 

enséñanos a vaciarnos de nosotros mismos, 

y a encontrar nuestra fuerza sólo en Dios.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 1:  Santa María, fiel y obediente, 

que respondiste generosa a la Palabra: 

ayúdanos a creer, a confiar

y a ponernos en las manos de Dios.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 2:  Santa María, ejemplo de caridad, 

que te pusiste al servicio de todos: 

enséñanos a servir, enséñanos a amar.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 1:  Santa María, Madre de misericordia: 

ayúdanos a descubrir a Dios como Padre

y enséñanos a perdonar.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 2:  María, mujer del silencio y de la escucha, 

que oíste la Palabra y la guardaste:

enséñanos a orar, a meditar, 

a guardar la Palabra hasta que dé fruto.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.

 

Lector 1:  María, mujer de esperanza, Virgen de Adviento, 

que adelantaste, con tu respuesta, 

la llegada del Mesías: 

ayúdanos a mantener nuestras lámparas encendidas.

Todos:     Santa María, ruega por nosotros.




1.   DIOS REGALA A MARÍA UN NOMBRE NUEVO: LLENA DE GRACIA


MONITOR: (sentados)

Cuando el tiempo de Dios llegó a su plenitud, visitó la tierra y llamó a la puerta del corazón de una mujer, una puerta que siempre estaba abierta. Habló directamente con ella, traía una Buena Nueva para la humanidad. Así se comportó Dios y así se porta: escoge un lugar sencillo y pobre para entrar en el mundo, entra en la historia delicadamente, saludando, pidiendo acogida. Se acerca al ser humano con alegría, generando vida y esperanza.

María está a la espera. Su corazón pobre y sus manos vacías, abiertas y libres, acogen los planes de Dios, que traen la dicha y la paz para la humanidad. 

Con María el mundo, también nosotros, queda habitado por Dios, abierto a la ternura y al gozo.

“El plan divino de la salvación, que nos ha sido revelado plenamente con la venida de Cristo, es eterno... Abarca a todos los hombres, pero reserva un lugar particular a la “mujer” que es la madre de aquél al cual el Padre ha confiado la obra de la salvación” (RM, 7).

 

LECTOR/A:
Del Evangelio de San Lucas.

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. (1,28b-29).

 

Silencio orante

 

PRESIDENTE:

Un famoso rabino judío dice que todos, en la vida, tenemos tres nombres, pero sólo uno es el importante: El primero es el nombre que nos pone la familia al nacer. Podríamos decir que no es realmente nuestro nombre: es sólo el deseo de nuestros padres. El segundo es el nombre que nos pone la sociedad; es el nombre por el que se nos conoce, según lo que hagamos. Tampoco puede ser este nuestro nombre importante, porque representa sólo una parte de nosotros mismos. El tercero es el nombre que tenemos para Dios; el nombre que nos pone Dios, el nombre que surge del encuentro, de la experiencia de Dios. Este es nuestro verdadero nombre, el importante. Dice el rabino que toda nuestra vida debe estar orientada a descubrir cuál es el nombre por el que nos conoce Dios.

Aquí tenemos a “María”, nombre que le pusieron sus padres. En Nazaret, la conocieron por “la mujer de José” y “la madre de Jesús”. Pero su verdadero nombre es aquel con que la saluda el Ángel: "llena de gracia”, llena de Dios, encantadora a los ojos de Yahvé.

* Llena de gracia… es la expresión del amor fiel de Dios que sustentará toda la vida de María y, como fuente de agua viva, se derramará sobre la humanidad. 

* Llena de gracia... es el nombre propio que Dios da a María. Llenos de gracia... es el nombre que Dios nos da a cada uno. 

* Llena de gracia significa llena de Dios, llena del reino, llena de todos los preferidos de Jesús. 

* Llena de gracia significa tener un corazón trabajado por Dios, que sale afuera y se convierte en anuncio gozoso de Jesús al mundo.

“El mensajero saluda, a María como “llena de gracia”; la llama así, como si éste fuera su verdadero nombre... María sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de él esperan con confianza la salvación”... María es “llena de gracia”, porque la encarnación del Verbo... se realiza y cumple precisamente en ella... María es “madre de Dios Hijo... la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu Santo” (RM, 8.9).

 

¿Cuál es el nombre por el que Dios te llama a ti?

 

Silencio orante

 

MONITOR: (de pie)

Recordemos ahora los nombres que, inspirada por Dios, ha dado la Iglesia a María:

 

Lector/a: (Letanías a la Virgen)

Pueden proponerlas un lector/a o dos lectores/as, o más parejas que se turnen oportunamente.

 

Santa María de la esperanza  Todos: Ruega por nosotros

Santa María del camino

Santa María de la luz

Aurora del mundo nuevo

Madre de Dios

Madre del Mesías liberador

Madre de los redimidos

Madre de la humanidad

 

                                          Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

 

Virgen del silencio          Todos: Ruega por nosotros

Virgen de la escucha

Sierva del Señor

Sierva de la Palabra

Sierva de la Redención

Sierva del Reino

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

Discípula de Cristo          Todos: Ruega por nosotros

Testigo del Evangelio

Hermana de los hombres

Inicio de la Iglesia

Madre de la Iglesia

Imagen de la Iglesia

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

 

María, bendita entre todas las mujeres        Todos: Ruega por nosotros

María, dignidad de la mujer

Mujer fiel en la espera

Mujer fiel en el compromiso

Mujer fiel en el seguimiento

Mujer fiel junto a la cruz

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

 

Primicia de Pascua                          Todos: Ruega por nosotros

Resplandor de Pentecostés

Estrella de la evangelización

Faro luminoso

Mujer contemplativa

Abrazo acogedor

Fuente de gracia

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

 

Esperanza de los pobres                                  Todos: Ruega por nosotros

Confianza de los humildes

Ayuda de los marginados

Consuelo de los oprimidos

Amparo de los inocentes

Fuerza de los perseguidos

Protección de los desterrados

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.

 

Clamor de libertad                                   Todos: Ruega por nosotros

Clamor de comunión

Clamor de paz

Signo del rostro materno de Dios

Signo de la cercanía del Padre

Signo de la misericordia del Hijo

Signo de la fecundidad del Espíritu

 

Todos: 

                                  DIOS TE SALVE, MARÍA,

LLENA ERES DE GRACIA.





2.            MARÍA RESPONDE ¡HÁGASE! A LA MISIÓN QUE DIOS LE PROPONE.

 

MONITOR: (sentados)

Dios está con María. Dios está contigo. Dios está con el mundo, comprometido con todos los seres humanos. Por doquier ha dejado sus huellas. 

María le ha abierto el espacio de su corazón para que pueda plantar su tienda. En ella comienza la nueva humanidad, en la que Dios habita. Mirando a María, sabemos que somos lugar para Dios. Mirando a Dios, sabemos que somos lugar para todos los excluidos.

LECTOR/A 

Del Evangelio de San Lucas.

El ángel le dijo: no temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre de Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 

Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?"
El ángel le contestó:

El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. 

Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. 

María contestó:

Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. (Lc.1,30-38)


Silencio orante

 

PRESIDENTE:

Dios está con María para una misión maravillosa en el mundo. De ella, mujer pobre y virgen, nacerá la Vida del mundo; en ella, mujer sencilla y abierta, se derramará el Amor para todos. Y todo, desde Ella misma, se renovará por completo. 

Dios tiene una misión para ti, para la Iglesia: “la Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera” (AG 2), 

¡Es la hora de la misión! “La gracia de la renovación en las comunidades no puede crecer si cada comunidad no expande los campos de la caridad hasta los últimos confines de la tierra y no tiene de los que están lejos una preocupación semejante a la que siente por sus propios miembros” (AG 37).

 

Actividad: Algún miembro de la comunidad (o del grupo) puede, en este momento, exponer brevemente su compromiso cristiano de vida.

 

¿Estás dispuesto a aceptar la misión que Dios te confía?

 

Silencio orante

 
3. EL "SÍ" DE MARÍA DA COMIENZO A LA HUMANIDAD NUEVA

 

MONITOR:

Acoger es abrir con una sonrisa las puertas de la casa, es recibir con gozo la visita de un hermano, es escuchar con oídos atentos la experiencia del otro, es preparar un sitio, en un cálido rincón del corazón. Todo ello hace posible la vida.

María acogió a Jesús, la Palabra de Vida hecha carne, y la ofreció al mundo en el portal de Belén.


Gesto: Se lleva la Biblia delante del icono (o de la imagen) de María, se abre como un gesto de ofrecimiento y se coloca sobre un cojín delante de ella.

 

MONITOR:

¡Hágase! Y ¡Dios se hizo carne en el seno de María! ¡El ser humano llegó a ser Dios!

María dice amén a la vida, dice sí a la fe. Dios quiso que la respuesta de una joven “humilde y pobre” decidiese el futuro de la humanidad. Porque nada es imposible para El. Y ella no le decepcionó. ¡Misterio de Amor! ¡Madre y Virgen! Comienza con Ella la humanidad nueva:

 

LECTOR/A:

Del libro del Apocalipsis.

Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Estaba encinta y las angustias del parto le arrancaban gemidos de dolor.

Y he aquí que apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo con siete cabezas y diez cuernos y una diadema en cada una de sus siete cabezas... Y el dragón se puso al acecho delante de la mujer que iba a dar a luz, con ánimo de devorar al hijo en cuanto naciera. Dio la mujer a luz un hijo varón, destinado a regir todas las naciones... un hijo que fue puesto a salvo junto al trono de Dios, mientras la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada mil doscientos sesenta años. (12,1-6)

 

PRESIDENTE:

“María ha pronunciado este fiat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo.” (RM, 13). Y este Hijo, en María, hace nueva la humanidad, arrancada del poder del enemigo, liberada del pecado y de la muerte.


¿Qué cosas cambiarían si tú dijeses "sí" a Dios? 

 

Silencio orante


Rezamos todos: (de pie)

María, tú abriste el corazón a Dios y dejaste que su amor modelara tu vida… Enséñanos a confiar y abandonarnos a sus planes.
De tu interior brotaba siempre un sí fiel y constante… Enséñanos a ser servidores generosos del reino. 

Velaste con delicadeza y ternura cada hora de tu hijo Jesús… Enséñanos a acoger con respeto y gratuidad a todos los que sufren y quedan a la orilla de la vida.


Canto: (CLN 307)


Eres más pura que el sol, 

más hermosa que las perlas que ocultan los mares.

Ella sola entre tantos mortales

del pecado de Adán Dios libró.

 

SALVE, SALVE, CANTABAN, MARÍA,

QUE MÁS PURO QUE TÚ SÓLO DIOS.

Y, EN EL CIELO, UNA VOZ REPETÍA:

MÁS QUE TÚ SÓLO DIOS, SÓLO DIOS.

 

La Inmaculada Concepción de la Virgen María, solemnidad

Martes, II semana de Adviento

 

Primeras Vísperas

Inicio

                                         †      

(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 

Himno

Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.

¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
puede caber igual parte
de la culpa original?

De toda mancha estáis libre:
¿Y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?

Si los hijos de sus padres
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad?
Amén.

 

Primer Salmo

Salmo 112: Alabado sea el nombre de Dios

Ant: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre su estirpe y la tuya.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre su estirpe y la tuya.

 

Segundo Salmo

Salmo 147: Acción de gracias por la restauración de Jerusalén

Ant: El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.

 

Cántico NT

Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador

Ant: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Alégrate, Maria, llena de gracia, el Señor esta contigo; bendita tú entre las mujeres.

 

Lectura Bíblica

Rm 8,29.30

A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó.

V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

V/. Y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

R/. Porque me has librado.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Cántico Evangélico

Ant: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

                                           †

(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

 

Preces

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:

Que la llena de gracia interceda por nosotros

- Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

- Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
y a todos abundancia de salud y de paz.

- Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

- Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

- Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

 

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

 

Final

Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

 


Noveno Día de la Novena

Inmaculada Concepción

 

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

 

Oración preparatoria

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

 

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.

 

No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.

 

Lectura bíblica (Ecco. 24, 5-6.14.24.30-31)

Yo salí de la boca del Altísimo engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí toda la tierra. Desde el principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré de existir en todos los siglos venideros. Yo soy la Madre del amor hermoso y del temor y de la ciencia y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia para conocer el camino de la verdad; en mí toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí todos los que me desean y sáciense de mis frutos. El que me escucha, jamás tendrá que avergonzarse; aquellos que se guían por mí, no pecarán. Los que me dan a conocer tendrán la vida eterna. PALABRA DE DIOS.

 

Consideración

Consideremos las palabras con las que el Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, definió como verdad infalible de nuestra fe católica la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Dijo el Papa: "Para honra de la Santísima Trinidad, para gloria de la Virgen María, Madre de Dios, para alegría de la Iglesia Católica y aumento de la Religión Cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la Nuestra, declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios y, de consiguiente, debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada Inmune de toda mancha de culpa original en el primer Instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano".

 

Procuremos despertar y avivar en nuestro corazón el amor filial a la Virgen Inmaculada y que el cariño hacia Ella nos conduzca a la amistad con Jesucristo y a la reconciliación con nuestros prójimos.

 

Oración del noveno día

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de ti, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.

(Aquí se hace la petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)

SE REZA EL SANTO ROSARIO CON LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDAN A SU DÍA.

HIMNO AKATHISTOS


Introducción

Por ti, oh Madre de Dios, vencedora en la lucha, entonamos los tuyos este canto de triunfo y también damos gracias al que te ha protegido de ser presa del mal; pero Tú, fuerte como nadie, nos librarás de todos los peligros, y así aclamaremos:


¡Salve, Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-1-:.:.:

Un arcángel excelso fue enviado del cielo a decir «Dios te salve» a María. Contemplándote, oh Dios, hecho hombre por virtud de su angélico anuncio, extasiado quedó ante la Virgen, y así le cantaba:

Salve, por ti resplandece la dicha;

Salve, por ti se eclipsa la pena.

Salve, levantas a Adán, el caído;

Salve, rescatas el llanto de Eva.

Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;

Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.

Salve, tú eres de veras el trono del Rey;

Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.

Salve, lucero que el Sol nos anuncia;

Salve, regazo del Dios que se encarna.

Salve, por ti la creación se renueva; Salve, por ti el Creador nace niño.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-2-:.:.:

Conociendo Santa María que es Virgen intacta que era a Dios consagrada, al arcángel Gabriel le decía: «Tu mensaje es arcano a mi oído y difícil resulta a mi alma; insinúas de Virgen el parto, exclamando:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-3-:.:.:

Deseaba la Virgen María comprender el misterio y al heraldo divino pregunta: «¿Podrá́ dar a la luz criatura una Virgen? Responde, te ruego». Reverente Gabriel contestaba, y así́ le cantaba:

Salve, tú guía al eterno consejo;

Salve, tú prenda de arcano misterio.

Salve, milagro primero de Cristo;

Salve, compendio de todos los dogmas.

Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;

Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.

Salve, de angélicos coros solemne portento;

Salve, de turba infernal lastimero flagelo.

Salve, inefable, la Luz alumbraste;

Salve, a ninguno dijiste el secreto.

Salve, del docto rebasas la ciencia;

Salve, del fiel iluminas la mente.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-4-:.:.:

El Poder del Altísimo la cubrió́ con su sombra e hizo Madre a la Esposa Inviolada. Aquel seno por Dios fecundado germinó como fértil arada para todo el que busca la gracia y salvación Cantando:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-5-:.:.:

Con el Dios Nino en su seno, presurosa María, a su prima Isabel visitaba. El pequeño en el seno materno exultó al oír el saludo, y con saltos, cual cantos de gozo, a la Madre aclamaba:

Salve, oh tallo del verde Retoño;

Salve, oh rama del Fruto incorrupto.

Salve, al pío Arador tú cultivas;

Salve, tú plantas quien planta la vida.

Salve, oh campo fecundo de gracias copiosas;

Salve, oh mesa repleta de dones divinos.

Salve, un Prado germinas de toda delicia;

Salve, al alma preparas Asilo seguro.

Salve, incienso de grata plegaria;

Salve, ofrenda que el mundo concilia.

Salve, clemencia de Dios para el hombre;

Salve, del hombre con Dios confianza.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-6-:.:.:

Con la mente en tumulto y el alma agitada inundado de dudas, no alcanza a salir de su gran desconcierto el prudente José́ se debate. Sin embargo, sabiéndote pura, imagina que hubo esponsales secretos, oh Purísima. Pero al ver que eras Madre por obra del Espíritu Santo, exclamó:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-7-:.:.:

Los pastores oyeron los angélicos coros que al Señor hecho hombre cantaban. Para ver al Pastor van corriendo; un Cordero inocente contempla que del pecho materno se nutre, y a la Virgen le cantan:

Salve, Nutriz del Pastor y Cordero;

Salve, aprisco de fieles rebaños.

Salve, barrera a las fieras hostiles;

Salve, ingreso que da al Paraíso.

Salve, por ti con la tierra – exultan los cielos;

Salve, por ti con los cielos – se alegra la tierra.

Salve, de Apóstoles boca – que nunca enmudece;

Salve, de Mártires fuerza – que nadie somete.

Salve, de fe inconcuso cimiento;

Salve, fulgente estandarte de gracia.

Salve, por ti es despojado el averno;

Salve, por ti revestimos la gloria.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-8-:.:.:

Observando la estrella que hacia Dios los guiaba, sus fulgores siguieron los magos. Era antorcha segura en su ruta; los condujo ante el Rey Poderoso. Al llegar hasta el Inalcanzable, le cantan:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-9-:.:.:

Contemplaron los magos entre brazos maternos al que al hombre plasmó con sus manos. Comprendieron que era El su Señor, a pesar de su forma de esclavo; presurosos le ofrecen sus dones y a la Madre proclaman:

Salve, oh Madre del Sol sin ocaso;

Salve, aurora del místico Día.

Salve, tú apagas hogueras de errores;

Salve, Dios Trino al creyente revelas.

Salve, derribas del trono – al tirano enemigo;

Salve, nos muestras a Cristo – el Señor y el Amigo.

Salve, nos has liberado – de bárbaros ritos;

Salve, nos has redimido – de acciones de barro.

Salve, destruyes el culto del fuego;

Salve, extingues las llamas del vicio.

Salve, camino a la santa templanza;

Salve, alegría de todas las gentes.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-10-:.:.:

De regreso para Babilonia, se hicieron los magos heraldos, portadores de Dios. Así se cumplió el vaticinio, y a todos hablaban, oh Cristo, de Ti, sin pensar en Herodes, el necio, incapaz de cantar:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-11-:.:.:

Irradiando en Egipto la verdad luminosa, del error disipaste la sombra: a tu paso, oh Señor, sacudidos por fuerza divina cayeron los ídolos; y los hombres, salvados de ellos, a la Madre de Dios aclamaban:

Salve, levantas al género humano;

Salve, humillas a todo el infierno.

Salve, conculcas engaños y errores;

Salve, impugnas del ídolo el fraude.

Salve, oh mar que sumerge – al cruel enemigo;

Salve, oh roca que das de beber – a sedientos de Vida.

Salve, columna de fuego – que guía en tinieblas;

Salve, amplísima nube – que cubres el mundo.

Salve, nos diste el Maná verdadero;

Salve, nos sirves Manjar de delicias.

Salve, oh tierra por Dios prometida;

Salve, en ti fluyen la miel y la leche.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-12-:.:.:

Pronto ya para irse de este mundo cambiante, engañoso, Simeón te acogió como Niño en sus brazos, pero en Ti descubrió al Absoluto, a Dios, y admiró estupefacto la oculta sapiencia, exclamando:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-13-:.:.:

Una nueva creación exhibió el Creador al mostrarse a nosotros, que de Él procedimos: germinó en un seno de Virgen, y al salir, lo dejó como antes, intacto; para que, viendo el prodigio, a la Madre cantáramos:

Salve, azucena de intacta belleza;

Salve, corona de noble firmeza.

Salve, la suerte futura revelas;

Salve, la angélica vida desvelas.

Salve, frutal exquisito – que nutre a los fieles;

Salve, ramaje frondoso – que a todos cobija.

Salve, llevaste en el seno – quien guía al errante;

Salve, al mundo entregaste – quien libra al esclavo.

Salve, plegaria ante el Juez verdadero;

Salve, perdón del que tuerce el sendero.

Salve, atavío que cubre al desnudo;

Salve, del hombre supremo deseo.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-14-:.:.:

Por tal parto admirable elevados, nos sentimos salir de este mundo y lo ojos indagan al Cielo. Para eso aparece en la tierra, humilde, en humana presencia, el Altísimo: para guiar a la cima a aquellos que alegres lo aclaman:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-15-:.:.:

Todo entero quedó en esta tierra, sin dejar de estar siempre en el Cielo el Verbo de Dios. Él no está circunscripto. No hubo un cambio de sitio sino que fue un abajarse divino. Nació de la Virgen repleta de Dios. Por eso Ella escucha estas cosas:

Salve, mansión que contiene el Inmenso;

Salve, dintel del augusto Misterio.

Salve, de incrédulo equívoco anuncio;

Salve, del fiel inequívoco orgullo.

Salve, carroza del Santo – que portan querubes;

Salve, sitial del que adoran – sin fin serafines.

Salve, tú sólo has unido – dos cosas opuestas:

Salve, tú sola a la vez – eres Virgen y Madre.

Salve, por ti fue borrada la culpa;

Salve, por ti Dios abrió el Paraíso.

Salve, tú llave del Reino de Cristo;

Salve, esperanza de bienes eternos.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-16-:.:.:

En el mundo celeste se asombraron los ángeles por el acto sublime de tu Encarnación divina: que ese Dios tan excelso se haya hecho accesible, humano, para andar con nosotros y por todos oírse aclamar:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-17-:.:.:

Oradores brillantes como el pez enmudecieron ante Ti, Gestadora de Dios; no son por nada capaces de decir en qué forma Tú siempre eres Virgen aún después de ser Madre. Más nosotros, admirando el misterio cantamos con fe:

Salve, sagrario de arcana Sapiencia;

Salve, despensa de la Providencia.

Salve, por ti se confunden los sabios;

Salve, por ti el orador enmudece.

Salve, por ti se aturden – sutiles doctores;

Salve, por ti desfallecen – autores de mitos;

Salve, disuelves enredos – de agudos sofistas;

Salve, rellenas las redes – de los Pescadores.

Salve, levantas de honda ignorancia;

Salve, nos llenas de ciencia superna.

Salve, navío del que ama salvarse;

Salve, oh puerto en el mar de la vida.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-18-:.:.:

Por salvar lo creado el Artífice Santo del cosmos hasta aquí descendió por bondad. Como Dios, era nuestro Pastor; pero quiso, al venir a nosotros, hacerse Cordero: como humano llamó a los humanos, como Dios nos escucha decirle:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-19-:.:.:

Madre Virgen Tú eres fuerza de la vírgenes y de cuantos acuden a Ti: tal te hizo el Señor de la Tierra y el Cielo, ¡oh Purísima! al tomar de Ti carne en tu Seno; y enseña a que en tu honor oh Purísima, todos cantemos:

Salve, columna de sacra pureza;

Salve, umbral de la vida perfecta.

Salve, tú inicias la nueva progenie;

Salve, dispensas bondades divinas.

Salve, de nuevo engendraste – al nacido en deshonra;

Salve, talento infundiste – al hombre insensato.

Salve, anulaste a Satán – seductor de las almas;

Salve, nos diste al Señor – sembrador de los castos.

Salve, regazo de nupcias divinas;

Salve, unión de los fieles con Cristo.

Salve, de vírgenes Madre y Maestra;

Salve, al Esposo conduces las almas.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-20-:.:.:

Se hace vano, oh Señor, el intento de igualar en un canto la riqueza de todas tus gracias. Aunque hiciéramos himnos numerosos cual granos de arena, Rey Santo, más serían los dones que diste al que canta:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-21-:.:.:

A María los ojos contemplan como antorcha encendida para el que anda en las sombras. Ella en todos enciende la llama divina y guía a la ciencia del Verbo, brillado en las mentes; y así, todos, con himnos la ensalzan:

Salve, oh rayo del Sol verdadero;

Salve, destello de Luz sin ocaso.

Salve, fulgor que iluminas las mentes;

Salve, cual trueno enemigos aterras.

Salve, surgieron de ti – luminosos misterios;

Salve, brotaron en ti – caudalosos arroyos.

Salve, figura eres tú – de salubre piscina;

Salve, tú limpias las manchas – de nuestros pecados.

Salve, oh fuente que lavas las almas;

Salve, oh copa que vierte alegría.

Salve, fragancia de ungüento de Cristo;

Salve, oh Vida del sacro Banquete.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-22-:.:.

Al querer perdonarnos la deuda que de antiguo pesaba, a los hombres llegó el Redentor; se dignó acudir en persona y vivir con nosotros, indignos de gracia. Hizo trizas la antigua sentencia y todos lo aclaman:

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


:.:.:-23-:.:.:

Con un himno a tu parto la creación te celebra como Templo viviente, ¡Oh Madre de Dios! El Señor, el que todo en su mano contiene, hizo escala en tu seno; te hizo toda santa y gloriosa, y nos mueve a cantarte:

Salve, oh tienda del Verbo divino;

Salve, más grande que el gran Santuario.

Salve, oh Arca que Espíritu dora;

Salve, tesoro inexhausto de vida.

Salve, diadema preciosa – de reyes devotos;

Salve, orgullo glorioso – de sacros ministros.

Salve, firmísimo alcázar – de toda la Iglesia;

Salve, muralla invencible – de todo el Imperio.

Salve, por ti enarbolamos trofeos;

Salve, por ti sucumbió el adversario.

Salve, remedio eficaz de mi carne;

Salve, inmortal salvación de mi alma.


Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!


:.:.:-24-:.:.:

Madre digna de laudes, Gestadora del Verbo, el más Santo entre todos los Santos. Nuestra ofrenda recibe en el canto; y a todos líbranos del eterno castigo, a quienes cantamos:

¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!


LECTURAS DE LA MISA

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20

Después de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:

«Dónde estás?».

Él contestó:

«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor Dios le replicó:

«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió:

«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

El Señor Dios dijo a la mujer:

«¿Qué has hecho?».

La mujer respondió:

«La serpiente me sedujo y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:

«Por haber hecho eso,

maldita tú

entre todo el ganado y todas las fieras del campo;

te arrastrarás sobre el vientre

y comerás polvo toda tu vida;

pongo hostilidad entre ti y la mujer,

entre tu descendencia y su descendencia;

esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

 

Salmo

Sal 97, 1-4: Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas.

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.

 

El Señor da a conocer su salvación,

revela a las naciones su justicia.

Se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.

 

Los confines de la tierra han contemplado

la salvación de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.

 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-6. 11-12.

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en Cristo

con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.

Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo

para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.

Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,

según el beneplácito de su voluntad,

a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.

En él hemos heredado también,

los que ya estábamos destinados

por decisión del que lo hace todo según su voluntad,

para que seamos alabanza de su gloria

quienes antes esperábamos en el Mesías.

Palabra de Dios

R. Te alabamos, Señor.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor

R. Gloria a Ti Señor, Jesús.


Recitación del Credo:

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos.

Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío,
que estáis realmente, presente en el Santísimo Sacramento del Altar.


Os amo sobre todas las cosas
y deseo recibiros en mi alma.


Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado,
venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.


Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.


Señor, no permitas que jamás
Me aparte de Ti. Amén.
(San Alfonso María de Ligorio)

 

Por las intenciones y necesidades del Santo Padre el Papa y las de la Santa Madre Iglesia Católica:

Padrenuestro, Ave María y Gloria.

 

Jaculatoria: Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de la Gloriosa Virgen María, Madre de Dios.
Ave María....






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