Vigilia de la
Inmaculada Concepción
"LA LLENA DE GRACIA"
Se prepara: Un icono de María (o una
imagen de la Inmaculada), un ramo de flores, velas, un cojín y el Leccionario
Canto de Entrada: (CLN 316) (de pie)
Puede utilizarse también "ESTRELLA
HERMOSA" (CLN 310)
ESTRELLA Y CAMINO,
PRODIGIO DE AMOR, DE TU MANO,
MADRE, VAYAMOS A DIOS.
1. Todos los
siglos están mirando hacia ti, todos escuchan tu voz temblando en un sí. Cielos
y tierra se dan en tu corazón como un abrazo de paz, ternura y perdón.
2. Tú nos lo diste
en Belén, en pobre portal, en tu regazo le ven el rey y zagal. Tu nos lo diste
en la cruz, altar de dolor, muerto en tus brazos está un Dios redentor.
PRESIDENTE: En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amén
PRESIDENTE: Bienvenidos
a esta celebración en torno a María, la llena de gracia, que no ha sido
tocada por el pecado ni por un solo momento, la Inmaculada Concepción.
Celebramos a María, que nos ayuda a acoger
a su Hijo Jesús, el que trae la salvación al mundo.
Celebramos a María, que nos enseña a
escuchar el nombre nuevo por el que Dios nos llama.
Celebramos a María, que acompaña y alienta
caminos misioneros de entrega en y para el mundo de hoy.
Gesto: Se coloca ante el icono (o la
imagen) de María un ramo de flores y se encienden las velas.
ORACIÓN:
Lector 1: María
Inmaculada, llena de gracia:
nos reunimos para alabarte,
para alabar a Dios que ha hecho en ti
maravillas.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 2: Santa María,
pobre y humilde:
enséñanos a vaciarnos de nosotros
mismos,
y a encontrar nuestra fuerza sólo en Dios.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 1: Santa María,
fiel y obediente,
que respondiste generosa a la
Palabra:
ayúdanos a creer, a confiar
y a ponernos en las manos de Dios.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 2: Santa María,
ejemplo de caridad,
que te pusiste al servicio de todos:
enséñanos a servir, enséñanos a amar.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 1: Santa María,
Madre de misericordia:
ayúdanos a descubrir a Dios como Padre
y enséñanos a perdonar.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 2: María, mujer
del silencio y de la escucha,
que oíste la Palabra y la guardaste:
enséñanos a orar, a meditar,
a guardar la Palabra hasta que dé fruto.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
Lector 1: María, mujer de
esperanza, Virgen de Adviento,
que adelantaste, con tu respuesta,
la llegada del Mesías:
ayúdanos a mantener nuestras lámparas
encendidas.
Todos: Santa
María, ruega por nosotros.
1. DIOS REGALA A
MARÍA UN NOMBRE NUEVO: LLENA DE GRACIA
MONITOR: (sentados)
Cuando el tiempo de Dios llegó a su
plenitud, visitó la tierra y llamó a la puerta del corazón de una mujer, una
puerta que siempre estaba abierta. Habló directamente con ella, traía una Buena
Nueva para la humanidad. Así se comportó Dios y así se porta: escoge un lugar
sencillo y pobre para entrar en el mundo, entra en la historia delicadamente,
saludando, pidiendo acogida. Se acerca al ser humano con alegría, generando
vida y esperanza.
María está a la espera. Su corazón pobre y
sus manos vacías, abiertas y libres, acogen los planes de Dios, que traen la
dicha y la paz para la humanidad.
Con María el mundo, también nosotros,
queda habitado por Dios, abierto a la ternura y al gozo.
“El plan divino de la salvación, que nos
ha sido revelado plenamente con la venida de Cristo, es eterno... Abarca a
todos los hombres, pero reserva un lugar particular a la “mujer” que es la
madre de aquél al cual el Padre ha confiado la obra de la salvación” (RM, 7).
LECTOR/A:
Del Evangelio de San Lucas.
Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era
aquel. (1,28b-29).
Silencio orante
PRESIDENTE:
Un famoso rabino judío dice que todos, en
la vida, tenemos tres nombres, pero sólo uno es el importante: El primero es
el nombre que nos pone la familia al nacer. Podríamos decir que no es
realmente nuestro nombre: es sólo el deseo de nuestros padres. El segundo es
el nombre que nos pone la sociedad; es el nombre por el que se nos conoce,
según lo que hagamos. Tampoco puede ser este nuestro nombre importante, porque
representa sólo una parte de nosotros mismos. El tercero es el nombre que
tenemos para Dios; el nombre que nos pone Dios, el nombre que surge del
encuentro, de la experiencia de Dios. Este es nuestro verdadero nombre, el
importante. Dice el rabino que toda nuestra vida debe estar orientada a
descubrir cuál es el nombre por el que nos conoce Dios.
Aquí tenemos a “María”, nombre que le pusieron sus padres. En Nazaret, la
conocieron por “la mujer de José” y “la madre de Jesús”. Pero su verdadero
nombre es aquel con que la saluda el Ángel: "llena de gracia”,
llena de Dios, encantadora a los ojos de Yahvé.
* Llena de gracia… es la expresión
del amor fiel de Dios que sustentará toda la vida de María y, como fuente de
agua viva, se derramará sobre la humanidad.
* Llena de gracia... es el nombre
propio que Dios da a María. Llenos de gracia... es el nombre que Dios nos da a
cada uno.
* Llena de gracia significa llena
de Dios, llena del reino, llena de todos los preferidos de Jesús.
* Llena de gracia significa tener
un corazón trabajado por Dios, que sale afuera y se convierte en anuncio gozoso
de Jesús al mundo.
“El mensajero saluda, a María como “llena
de gracia”; la llama así, como si éste fuera su verdadero nombre... María
sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de él esperan con
confianza la salvación”... María es “llena de gracia”, porque la
encarnación del Verbo... se realiza y cumple precisamente en ella... María es
“madre de Dios Hijo... la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu
Santo” (RM, 8.9).
¿Cuál es el nombre por el que Dios te
llama a ti?
Silencio orante
MONITOR: (de pie)
Recordemos ahora los nombres que,
inspirada por Dios, ha dado la Iglesia a María:
Lector/a: (Letanías
a la Virgen)
Pueden proponerlas un lector/a o dos
lectores/as, o más parejas que se turnen oportunamente.
Santa María de la esperanza Todos: Ruega por nosotros
Santa María del camino
Santa María de la luz
Aurora del mundo nuevo
Madre de Dios
Madre del Mesías liberador
Madre de los redimidos
Madre de la humanidad
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
Virgen del silencio Todos: Ruega por nosotros
Virgen de la escucha
Sierva del Señor
Sierva de la Palabra
Sierva de la Redención
Sierva del Reino
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
Discípula de Cristo Todos: Ruega por nosotros
Testigo del Evangelio
Hermana de los hombres
Inicio de la Iglesia
Madre de la Iglesia
Imagen de la Iglesia
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
María, bendita entre todas las mujeres Todos: Ruega por nosotros
María, dignidad de la mujer
Mujer fiel en la espera
Mujer fiel en el compromiso
Mujer fiel en el seguimiento
Mujer fiel junto a la cruz
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
Primicia de Pascua Todos: Ruega por nosotros
Resplandor de Pentecostés
Estrella de la evangelización
Faro luminoso
Mujer contemplativa
Abrazo acogedor
Fuente de gracia
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
Esperanza de los pobres Todos:
Ruega por nosotros
Confianza de los humildes
Ayuda de los marginados
Consuelo de los oprimidos
Amparo de los inocentes
Fuerza de los perseguidos
Protección de los desterrados
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
Clamor de libertad Todos: Ruega por nosotros
Clamor de comunión
Clamor de paz
Signo del rostro materno de Dios
Signo de la cercanía del Padre
Signo de la misericordia del Hijo
Signo de la fecundidad del Espíritu
Todos:
DIOS
TE SALVE, MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA.
2.
MARÍA RESPONDE ¡HÁGASE! A LA MISIÓN QUE
DIOS LE PROPONE.
MONITOR: (sentados)
Dios está con María. Dios está contigo.
Dios está con el mundo, comprometido con todos los seres humanos. Por doquier
ha dejado sus huellas.
María le ha abierto el espacio de su
corazón para que pueda plantar su tienda. En ella comienza la nueva humanidad,
en la que Dios habita. Mirando a María, sabemos que somos lugar para Dios.
Mirando a Dios, sabemos que somos lugar para todos los excluidos.
LECTOR/A
Del Evangelio de San Lucas.
El ángel le dijo: no temas, María, porque
has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre de Jesús. Será grande, se llamará Hijo del
Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso,
pues no conozco varón?"
El ángel le contestó:
El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la
fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer
se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a
pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que
llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
Aquí está la esclava del Señor, hágase en
mí según tu palabra. (Lc.1,30-38)
Silencio orante
PRESIDENTE:
Dios está con María para una misión
maravillosa en el mundo. De ella, mujer pobre y virgen, nacerá la Vida del
mundo; en ella, mujer sencilla y abierta, se derramará el Amor para todos. Y
todo, desde Ella misma, se renovará por completo.
Dios tiene una misión para ti, para la
Iglesia: “la Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera” (AG
2),
¡Es la hora de la misión! “La gracia de la
renovación en las comunidades no puede crecer si cada comunidad no expande los
campos de la caridad hasta los últimos confines de la tierra y no tiene de los
que están lejos una preocupación semejante a la que siente por sus propios
miembros” (AG 37).
Actividad: Algún miembro
de la comunidad (o del grupo) puede, en este momento, exponer brevemente su
compromiso cristiano de vida.
¿Estás dispuesto a aceptar la misión que
Dios te confía?
Silencio orante
3. EL "SÍ" DE MARÍA DA COMIENZO A LA HUMANIDAD NUEVA
MONITOR:
Acoger es abrir con una sonrisa las
puertas de la casa, es recibir con gozo la visita de un hermano, es escuchar
con oídos atentos la experiencia del otro, es preparar un sitio, en un cálido
rincón del corazón. Todo ello hace posible la vida.
María acogió a Jesús, la Palabra de Vida
hecha carne, y la ofreció al mundo en el portal de Belén.
Gesto: Se lleva la Biblia delante del icono (o de la imagen) de María,
se abre como un gesto de ofrecimiento y se coloca sobre un cojín delante de
ella.
MONITOR:
¡Hágase! Y ¡Dios se hizo carne en el seno
de María! ¡El ser humano llegó a ser Dios!
María dice amén a la vida, dice sí a la
fe. Dios quiso que la respuesta de una joven “humilde y pobre” decidiese el
futuro de la humanidad. Porque nada es imposible para El. Y ella no le
decepcionó. ¡Misterio de Amor! ¡Madre y Virgen! Comienza con Ella la humanidad
nueva:
LECTOR/A:
Del libro del Apocalipsis.
Una gran señal apareció en el cielo: una
mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas
sobre su cabeza. Estaba encinta y las angustias del parto le arrancaban gemidos
de dolor.
Y he aquí que apareció en el cielo otra
señal: un enorme dragón de color rojo con siete cabezas y diez cuernos y una
diadema en cada una de sus siete cabezas... Y el dragón se puso al acecho
delante de la mujer que iba a dar a luz, con ánimo de devorar al hijo en cuanto
naciera. Dio la mujer a luz un hijo varón, destinado a regir todas las
naciones... un hijo que fue puesto a salvo junto al trono de Dios, mientras la
mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí
alimentada mil doscientos sesenta años. (12,1-6)
PRESIDENTE:
“María ha pronunciado este fiat por medio
de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró
totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su
Hijo.” (RM, 13). Y este Hijo, en María, hace nueva la humanidad, arrancada del
poder del enemigo, liberada del pecado y de la muerte.
¿Qué cosas cambiarían si tú dijeses "sí" a Dios?
Silencio orante
Rezamos todos: (de pie)
María, tú abriste el corazón a Dios y dejaste que su amor modelara tu vida…
Enséñanos a confiar y abandonarnos a sus planes.
De tu interior brotaba siempre un sí fiel y constante… Enséñanos a ser
servidores generosos del reino.
Velaste con delicadeza y ternura cada hora de tu hijo Jesús… Enséñanos a acoger con respeto y gratuidad a todos los que sufren y quedan a la orilla de la vida.
Canto: (CLN 307)
Eres más pura que el sol,
más hermosa que las perlas que ocultan los
mares.
Ella sola entre tantos mortales
del pecado de Adán Dios libró.
SALVE, SALVE, CANTABAN, MARÍA,
QUE MÁS PURO QUE TÚ SÓLO DIOS.
Y, EN EL CIELO, UNA VOZ REPETÍA:
MÁS QUE TÚ SÓLO DIOS, SÓLO DIOS.
La
Inmaculada Concepción de la Virgen María, solemnidad
Martes, II
semana de Adviento
Primeras Vísperas
Inicio
†
(Se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Reina y
Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.
¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
puede caber igual parte
de la culpa original?
De toda mancha estáis libre:
¿Y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?
Si los hijos de sus padres
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad?
Amén.
Primer Salmo
Salmo 112: Alabado sea el nombre de
Dios
Ant: Establezco hostilidades entre ti y la
mujer, entre su estirpe y la tuya.
Alabad,
siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Establezco hostilidades entre ti y la
mujer, entre su estirpe y la tuya.
Segundo Salmo
Salmo 147: Acción de gracias por la
restauración de Jerusalén
Ant: El Señor me ha vestido un traje de
gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.
Glorifica al
Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor me ha vestido un traje de
gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.
Cántico NT
Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador
Ant: Alégrate, María, llena de gracia, el
Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Bendito sea
Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Alégrate, Maria, llena de gracia, el
Señor esta contigo; bendita tú entre las mujeres.
Lectura Bíblica
Rm 8,29.30
A los que
había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo. A los que
predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó.
V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado.
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado.
V/. Y no has dejado que mis enemigos se
rían de mí.
R/. Porque me has librado.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado.
Cántico Evangélico
Ant: Me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.
†
(Se hace la señal de la
cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi
alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.
Preces
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que
quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y
supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por
nosotros
- Oh Dios,
admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María
participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.
- Tú que nos
diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo
a los tristes, perdón a los pecadores,
y a todos abundancia de salud y de paz.
- Tú que
hiciste de María la madre de misericordia,
haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección
maternal.
- Tú que
encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de
José,
haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y
la santidad.
- Tú que
coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu
reino.
Como hijos que somos de Dios,
dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes
caer en la tentación,
y líbranos
del mal.
Final
Oh Dios, que
por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna
morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado,
concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
†
(Se hace la señal de la
cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Noveno Día de la Novena
Inmaculada Concepción
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Ecco. 24, 5-6.14.24.30-31)
Yo salí de la boca del Altísimo engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí toda la tierra. Desde el principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré de existir en todos los siglos venideros. Yo soy la Madre del amor hermoso y del temor y de la ciencia y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia para conocer el camino de la verdad; en mí toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí todos los que me desean y sáciense de mis frutos. El que me escucha, jamás tendrá que avergonzarse; aquellos que se guían por mí, no pecarán. Los que me dan a conocer tendrán la vida eterna. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos las palabras con las que el Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, definió como verdad infalible de nuestra fe católica la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Dijo el Papa: "Para honra de la Santísima Trinidad, para gloria de la Virgen María, Madre de Dios, para alegría de la Iglesia Católica y aumento de la Religión Cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la Nuestra, declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios y, de consiguiente, debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada Inmune de toda mancha de culpa original en el primer Instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano".
Procuremos despertar y avivar en nuestro corazón el amor filial a la Virgen Inmaculada y que el cariño hacia Ella nos conduzca a la amistad con Jesucristo y a la reconciliación con nuestros prójimos.
Oración del noveno día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de ti, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
(Aquí se hace la petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
HIMNO AKATHISTOS
Introducción
Por ti, oh Madre de Dios, vencedora en la lucha, entonamos los tuyos este canto de triunfo y también damos gracias al que te ha protegido de ser presa del mal; pero Tú, fuerte como nadie, nos librarás de todos los peligros, y así aclamaremos:
¡Salve, Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-1-:.:.:
Un arcángel excelso fue enviado del cielo a decir «Dios te salve» a María. Contemplándote, oh Dios, hecho hombre por virtud de su angélico anuncio, extasiado quedó ante la Virgen, y así le cantaba:
Salve, por ti resplandece la dicha;
Salve, por ti se eclipsa la pena.
Salve, levantas a Adán, el caído;
Salve, rescatas el llanto de Eva.
Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;
Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.
Salve, tú eres de veras el trono del Rey;
Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.
Salve, lucero que el Sol nos anuncia;
Salve, regazo del Dios que se encarna.
Salve, por ti la creación se renueva; Salve, por ti el Creador nace niño.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-2-:.:.:
Conociendo Santa María que es Virgen intacta que era a Dios consagrada, al arcángel Gabriel le decía: «Tu mensaje es arcano a mi oído y difícil resulta a mi alma; insinúas de Virgen el parto, exclamando:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-3-:.:.:
Deseaba la Virgen María comprender el misterio y al heraldo divino pregunta: «¿Podrá́ dar a la luz criatura una Virgen? Responde, te ruego». Reverente Gabriel contestaba, y así́ le cantaba:
Salve, tú guía al eterno consejo;
Salve, tú prenda de arcano misterio.
Salve, milagro primero de Cristo;
Salve, compendio de todos los dogmas.
Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;
Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.
Salve, de angélicos coros solemne portento;
Salve, de turba infernal lastimero flagelo.
Salve, inefable, la Luz alumbraste;
Salve, a ninguno dijiste el secreto.
Salve, del docto rebasas la ciencia;
Salve, del fiel iluminas la mente.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-4-:.:.:
El Poder del Altísimo la cubrió́ con su sombra e hizo Madre a la Esposa Inviolada. Aquel seno por Dios fecundado germinó como fértil arada para todo el que busca la gracia y salvación Cantando:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-5-:.:.:
Con el Dios Nino en su seno, presurosa María, a su prima Isabel visitaba. El pequeño en el seno materno exultó al oír el saludo, y con saltos, cual cantos de gozo, a la Madre aclamaba:
Salve, oh tallo del verde Retoño;
Salve, oh rama del Fruto incorrupto.
Salve, al pío Arador tú cultivas;
Salve, tú plantas quien planta la vida.
Salve, oh campo fecundo de gracias copiosas;
Salve, oh mesa repleta de dones divinos.
Salve, un Prado germinas de toda delicia;
Salve, al alma preparas Asilo seguro.
Salve, incienso de grata plegaria;
Salve, ofrenda que el mundo concilia.
Salve, clemencia de Dios para el hombre;
Salve, del hombre con Dios confianza.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-6-:.:.:
Con la mente en tumulto y el alma agitada inundado de dudas, no alcanza a salir de su gran desconcierto el prudente José́ se debate. Sin embargo, sabiéndote pura, imagina que hubo esponsales secretos, oh Purísima. Pero al ver que eras Madre por obra del Espíritu Santo, exclamó:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-7-:.:.:
Los pastores oyeron los angélicos coros que al Señor hecho hombre cantaban. Para ver al Pastor van corriendo; un Cordero inocente contempla que del pecho materno se nutre, y a la Virgen le cantan:
Salve, Nutriz del Pastor y Cordero;
Salve, aprisco de fieles rebaños.
Salve, barrera a las fieras hostiles;
Salve, ingreso que da al Paraíso.
Salve, por ti con la tierra – exultan los cielos;
Salve, por ti con los cielos – se alegra la tierra.
Salve, de Apóstoles boca – que nunca enmudece;
Salve, de Mártires fuerza – que nadie somete.
Salve, de fe inconcuso cimiento;
Salve, fulgente estandarte de gracia.
Salve, por ti es despojado el averno;
Salve, por ti revestimos la gloria.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-8-:.:.:
Observando la estrella que hacia Dios los guiaba, sus fulgores siguieron los magos. Era antorcha segura en su ruta; los condujo ante el Rey Poderoso. Al llegar hasta el Inalcanzable, le cantan:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-9-:.:.:
Contemplaron los magos entre brazos maternos al que al hombre plasmó con sus manos. Comprendieron que era El su Señor, a pesar de su forma de esclavo; presurosos le ofrecen sus dones y a la Madre proclaman:
Salve, oh Madre del Sol sin ocaso;
Salve, aurora del místico Día.
Salve, tú apagas hogueras de errores;
Salve, Dios Trino al creyente revelas.
Salve, derribas del trono – al tirano enemigo;
Salve, nos muestras a Cristo – el Señor y el Amigo.
Salve, nos has liberado – de bárbaros ritos;
Salve, nos has redimido – de acciones de barro.
Salve, destruyes el culto del fuego;
Salve, extingues las llamas del vicio.
Salve, camino a la santa templanza;
Salve, alegría de todas las gentes.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-10-:.:.:
De regreso para Babilonia, se hicieron los magos heraldos, portadores de Dios. Así se cumplió el vaticinio, y a todos hablaban, oh Cristo, de Ti, sin pensar en Herodes, el necio, incapaz de cantar:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-11-:.:.:
Irradiando en Egipto la verdad luminosa, del error disipaste la sombra: a tu paso, oh Señor, sacudidos por fuerza divina cayeron los ídolos; y los hombres, salvados de ellos, a la Madre de Dios aclamaban:
Salve, levantas al género humano;
Salve, humillas a todo el infierno.
Salve, conculcas engaños y errores;
Salve, impugnas del ídolo el fraude.
Salve, oh mar que sumerge – al cruel enemigo;
Salve, oh roca que das de beber – a sedientos de Vida.
Salve, columna de fuego – que guía en tinieblas;
Salve, amplísima nube – que cubres el mundo.
Salve, nos diste el Maná verdadero;
Salve, nos sirves Manjar de delicias.
Salve, oh tierra por Dios prometida;
Salve, en ti fluyen la miel y la leche.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-12-:.:.:
Pronto ya para irse de este mundo cambiante, engañoso, Simeón te acogió como Niño en sus brazos, pero en Ti descubrió al Absoluto, a Dios, y admiró estupefacto la oculta sapiencia, exclamando:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-13-:.:.:
Una nueva creación exhibió el Creador al mostrarse a nosotros, que de Él procedimos: germinó en un seno de Virgen, y al salir, lo dejó como antes, intacto; para que, viendo el prodigio, a la Madre cantáramos:
Salve, azucena de intacta belleza;
Salve, corona de noble firmeza.
Salve, la suerte futura revelas;
Salve, la angélica vida desvelas.
Salve, frutal exquisito – que nutre a los fieles;
Salve, ramaje frondoso – que a todos cobija.
Salve, llevaste en el seno – quien guía al errante;
Salve, al mundo entregaste – quien libra al esclavo.
Salve, plegaria ante el Juez verdadero;
Salve, perdón del que tuerce el sendero.
Salve, atavío que cubre al desnudo;
Salve, del hombre supremo deseo.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-14-:.:.:
Por tal parto admirable elevados, nos sentimos salir de este mundo y lo ojos indagan al Cielo. Para eso aparece en la tierra, humilde, en humana presencia, el Altísimo: para guiar a la cima a aquellos que alegres lo aclaman:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-15-:.:.:
Todo entero quedó en esta tierra, sin dejar de estar siempre en el Cielo el Verbo de Dios. Él no está circunscripto. No hubo un cambio de sitio sino que fue un abajarse divino. Nació de la Virgen repleta de Dios. Por eso Ella escucha estas cosas:
Salve, mansión que contiene el Inmenso;
Salve, dintel del augusto Misterio.
Salve, de incrédulo equívoco anuncio;
Salve, del fiel inequívoco orgullo.
Salve, carroza del Santo – que portan querubes;
Salve, sitial del que adoran – sin fin serafines.
Salve, tú sólo has unido – dos cosas opuestas:
Salve, tú sola a la vez – eres Virgen y Madre.
Salve, por ti fue borrada la culpa;
Salve, por ti Dios abrió el Paraíso.
Salve, tú llave del Reino de Cristo;
Salve, esperanza de bienes eternos.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-16-:.:.:
En el mundo celeste se asombraron los ángeles por el acto sublime de tu Encarnación divina: que ese Dios tan excelso se haya hecho accesible, humano, para andar con nosotros y por todos oírse aclamar:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-17-:.:.:
Oradores brillantes como el pez enmudecieron ante Ti, Gestadora de Dios; no son por nada capaces de decir en qué forma Tú siempre eres Virgen aún después de ser Madre. Más nosotros, admirando el misterio cantamos con fe:
Salve, sagrario de arcana Sapiencia;
Salve, despensa de la Providencia.
Salve, por ti se confunden los sabios;
Salve, por ti el orador enmudece.
Salve, por ti se aturden – sutiles doctores;
Salve, por ti desfallecen – autores de mitos;
Salve, disuelves enredos – de agudos sofistas;
Salve, rellenas las redes – de los Pescadores.
Salve, levantas de honda ignorancia;
Salve, nos llenas de ciencia superna.
Salve, navío del que ama salvarse;
Salve, oh puerto en el mar de la vida.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-18-:.:.:
Por salvar lo creado el Artífice Santo del cosmos hasta aquí descendió por bondad. Como Dios, era nuestro Pastor; pero quiso, al venir a nosotros, hacerse Cordero: como humano llamó a los humanos, como Dios nos escucha decirle:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-19-:.:.:
Madre Virgen Tú eres fuerza de la vírgenes y de cuantos acuden a Ti: tal te hizo el Señor de la Tierra y el Cielo, ¡oh Purísima! al tomar de Ti carne en tu Seno; y enseña a que en tu honor oh Purísima, todos cantemos:
Salve, columna de sacra pureza;
Salve, umbral de la vida perfecta.
Salve, tú inicias la nueva progenie;
Salve, dispensas bondades divinas.
Salve, de nuevo engendraste – al nacido en deshonra;
Salve, talento infundiste – al hombre insensato.
Salve, anulaste a Satán – seductor de las almas;
Salve, nos diste al Señor – sembrador de los castos.
Salve, regazo de nupcias divinas;
Salve, unión de los fieles con Cristo.
Salve, de vírgenes Madre y Maestra;
Salve, al Esposo conduces las almas.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-20-:.:.:
Se hace vano, oh Señor, el intento de igualar en un canto la riqueza de todas tus gracias. Aunque hiciéramos himnos numerosos cual granos de arena, Rey Santo, más serían los dones que diste al que canta:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-21-:.:.:
A María los ojos contemplan como antorcha encendida para el que anda en las sombras. Ella en todos enciende la llama divina y guía a la ciencia del Verbo, brillado en las mentes; y así, todos, con himnos la ensalzan:
Salve, oh rayo del Sol verdadero;
Salve, destello de Luz sin ocaso.
Salve, fulgor que iluminas las mentes;
Salve, cual trueno enemigos aterras.
Salve, surgieron de ti – luminosos misterios;
Salve, brotaron en ti – caudalosos arroyos.
Salve, figura eres tú – de salubre piscina;
Salve, tú limpias las manchas – de nuestros pecados.
Salve, oh fuente que lavas las almas;
Salve, oh copa que vierte alegría.
Salve, fragancia de ungüento de Cristo;
Salve, oh Vida del sacro Banquete.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-22-:.:.
Al querer perdonarnos la deuda que de antiguo pesaba, a los hombres llegó el Redentor; se dignó acudir en persona y vivir con nosotros, indignos de gracia. Hizo trizas la antigua sentencia y todos lo aclaman:
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
:.:.:-23-:.:.:
Con un himno a tu parto la creación te celebra como Templo viviente, ¡Oh Madre de Dios! El Señor, el que todo en su mano contiene, hizo escala en tu seno; te hizo toda santa y gloriosa, y nos mueve a cantarte:
Salve, oh tienda del Verbo divino;
Salve, más grande que el gran Santuario.
Salve, oh Arca que Espíritu dora;
Salve, tesoro inexhausto de vida.
Salve, diadema preciosa – de reyes devotos;
Salve, orgullo glorioso – de sacros ministros.
Salve, firmísimo alcázar – de toda la Iglesia;
Salve, muralla invencible – de todo el Imperio.
Salve, por ti enarbolamos trofeos;
Salve, por ti sucumbió el adversario.
Salve, remedio eficaz de mi carne;
Salve, inmortal salvación de mi alma.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
¡Salve, Virgen y Esposa!
:.:.:-24-:.:.:
Madre digna de laudes, Gestadora del Verbo, el más Santo entre todos los Santos. Nuestra ofrenda recibe en el canto; y a todos líbranos del eterno castigo, a quienes cantamos:
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
LECTURAS DE LA MISA
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 3,
9-15. 20
Después de
comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:
«Dónde
estás?».
Él contestó:
«Oí tu ruido
en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor
Dios le replicó:
«¿Quién te
informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te
prohibí comer?».
Adán
respondió:
«La mujer
que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor
Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has
hecho?».
La mujer
respondió:
«La
serpiente me sedujo y comí».
El Señor
Dios dijo a la serpiente:
«Por haber
hecho eso,
maldita tú
entre todo
el ganado y todas las fieras del campo;
te
arrastrarás sobre el vientre
y comerás
polvo toda tu vida;
pongo
hostilidad entre ti y la mujer,
entre tu
descendencia y su descendencia;
esta te
aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
Adán llamó a
su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo
Sal 97, 1-4: Cantad
al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
porque ha
hecho maravillas.
su diestra
le ha dado la victoria,
su santo
brazo. R/.
El Señor da
a conocer su salvación,
revela a las
naciones su justicia.
Se acordó de
su misericordia y su fidelidad
en favor de
la casa de Israel. R/.
Los confines
de la tierra han contemplado
la salvación
de nuestro Dios.
Aclama al
Señor, tierra entera;
gritad,
vitoread, tocad. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San
Pablo a los Efesios 1, 3-6. 11-12.
Bendito sea
Dios,
Padre de
nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en Cristo
con toda
clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos
eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
para que
fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha
destinado por medio de Jesucristo,
según el
beneplácito de su voluntad,
a ser sus
hijos, para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él hemos
heredado también,
los que ya
estábamos destinados
por decisión
del que lo hace todo según su voluntad,
para que
seamos alabanza de su gloria
quienes
antes esperábamos en el Mesías.
Palabra de Dios
R. Te alabamos, Señor.
Evangelio
del día
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba
qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de
Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de
seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra».
Y el ángel se retiró.
Palabra del Señor
R. Gloria a Ti Señor, Jesús.
Recitación del Credo:
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y a muertos.
Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
Comunión
espiritual
Creo, Jesús mío,
que estáis realmente, presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas
y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado,
venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás
Me aparte de Ti. Amén.
(San Alfonso María de Ligorio)
Por las intenciones y necesidades del Santo Padre el
Papa y las de la Santa Madre Iglesia Católica:
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Jaculatoria: Bendita sea la Santa e Inmaculada
Concepción de la Gloriosa Virgen María, Madre de Dios.
Ave María....
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