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Octavo Día de la Novena a la Inmaculada Concepción



Octavo Día de la Novena a la Inmaculada Concepción


Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.


Oración preparatoria

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.

No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.


Lectura bíblica

(AP. 12,1-6.10.17)

Apareció una señal portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal y coronada con doce estrellas. Estaba en cinta y gritaba porque iba a dar a luz.

Apareció otro portento en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo la tercera parte de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera.

La mujer dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. El niño fue arrebatado y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto, la mujer escapaba al desierto.

Se oyó una gran voz: Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios y el mando de su Mesías.

Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. PALABRA DE DIOS.


Consideración

Consideremos cómo los cristianos guiados por el Espíritu Santo, honramos con filial afecto de piedad a la Virgen Inmaculada como a Madre. Ella nos dio a luz entre dolores al pie de la cruz. Esta maternidad de la Purísima sobre nosotros no termina nunca.

Ella nos cuida mientras peregrinamos por este mundo para animarnos en los momentos de peligro y de angustia y nos fortalece para luchar contra el mal y para lograr la fraternidad universal hasta que seamos llevados a la Patria feliz.

La Purísima es como la señal que anima siempre a la Iglesia para que sea fiel a Jesús.

Alegrémonos al pensar que en la Iglesia Católica tenemos una verdadera Madre que es la misma Madre de Cristo.

Procuremos tomar en serio nuestra pertenencia a la Iglesia. No faltemos a la Misa dominical y hagamos todo lo posible por participar en las actividades que se organicen en nuestra Parroquia.


Oración del octavo día

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.


(Aquí se hace la petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)


SE REZA EL SANTO ROSARIO CON LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDAN A SU DÍA.




LETANÍAS A LA INMACULADA CONCEPCIÓN


1.Señor, ten piedad de nosotros.

2.Cristo, ten piedad de nosotros.

3.Señor, ten piedad de nosotros.

4.Jesucristo, oídnos.

5.Jesucristo, escuchadnos.

6.Dios, Padre celestial, R. tened piedad de nosotros.

7.Dios, Hijo Redentor del mundo, tened piedad de nosotros.

8.Dios, Espíritu Santo, tened piedad de nosotros.

9.Dios santo, trino y uno, tened piedad de nosotros.


10.Virgen inmaculada entre todas las vírgenes, 

R. rogad por nosotros.

11.Virgen inmaculada en vuestra concepción,

12.Hija inmaculada de Dios Padre,

13.Madre inmaculada de Dios Hijo,

14.Esposa inmaculada del Espíritu Santo,

15.Templo inmaculada de la Santísima Trinidad,

16.Imagen inmaculada de la sabiduría de Dios,

17.Aurora inmaculada del Sol de justicia,

18.Arca viva e inmaculada donde descansó Jesucristo,


19.Vástago inmaculado de la raza de David,

20.Camino inmaculado, que lleváis a Jesucristo,

21.Virgen inmaculada, que triunfasteis del pecado,

22.Virgen inmaculada, que hollasteis la cabeza de la serpiente,

23.Reina inmaculada del cielo y de la tierra,

24.Puerta inmaculada de la celestial Jerusalén,

25.Dispensadora inmaculada de la gracia de Dios,

26.Estrella inmaculada del mar,

27.Torre inmaculada de la Iglesia militante,


28.Rosa inmaculada entre las espinas,

29.Olivo inmaculado del campo místico del Señor,

30.Modelo inmaculado de todas las perfecciones,

31.Causa inmaculada de nuestra alegría,

32.Columna inmaculada de nuestra fe,

33.Fuente inmaculada del amor divino,

34.Signo inmaculado y cierto de salvación,

35.Regla inmaculada de la más perfecta obediencia,

36.Morada inmaculada del pudor y de la castidad,


37.Ancora inmaculada de nuestra salvación,

38.Luz inmaculada de los ángeles,

39.Corona inmaculada de los patriarcas,

40.Gloria inmaculada de los profetas,

41.Doctora inmaculada de los apóstoles,

42.Fortaleza inmaculada de los mártires,

43.Sostén inmaculado de los confesores,

44.Pureza inmaculada de las vírgenes,

45.Consuelo inmaculado de los que en Vos esperan,


46.Abogada inmaculada de los pecadores,

47.Guerrera inmaculada y terror de los herejes,

48.Madre y tutora inmaculada de vuestra pequeña familia,

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, perdonadnos, Señor.

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, escuchadnos, Señor.

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, tened piedad de nosotros.

V. Rogad por nosotros, Virgen Santa e Inmaculada.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que ordenáis a vuestra Iglesia que celebre la gloria de la inmaculada Concepción de la Madre de vuestro Hijo divino, haced que los que la honran piadosamente en la tierra, gocen algún día en el cielo de la eterna bienaventuranza. Amén.

Fuente letanías: salutarishostia.wordpress.com


Oración final

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

Pues todo un Dios se recrea

En tan graciosa belleza.

A ti, celestial Princesa,

Virgen sagrada María,

Te ofrezco en este día

Alma, vida y corazón.

¡Mírame con compasión!

¡No me dejes, madre mía! Así sea.



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