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NOVENO DÍA - NOVENA BÍBLICA, MEDITADA A SANTA MARÍA QUE DESATA LOS NUDOS


NOVENA BÍBLICA, MEDITADA A SANTA MARÍA
QUE DESATA LOS NUDOS

DÍA NOVENO 


Por señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda la humildad la Voluntad del Padre, y el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.

Ya junto a tu hijo intercediste por nuestras dificultades y con toda sencillez y paciencia nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.

Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, Pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos a (Nombre) y que lo (la) libres de todas las ataduras y confusiones con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.

Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal, Señora Nuestra y desata los nudos, que impiden nos unamos a Dios, para que libres de toda confusión y error, los hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.

LEER LA ORACIÓN AL DÍA CORRESPONDIENTE:

DÍA NOVENO

    Lectura Bíblica
    "Estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: 'Mujer he ahí a tu hijo'. Luego dijo al discípulo: 'He ahí a tu madre'. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa". (Juan 19, 25 - 27)

    CONSIDERACIÓN
    María, fortaleza en el dolor, reciedumbre

    ¡Qué reciedumbre engendrada la pureza! El alma y la vida inmaculada de Nuestra Madre le han dado la fortaleza para resistir el holocausto de su Hijo, Cordero sin mancha que quita los pecados del mundo y que derramó por nosotros hasta su última gota de sangre.

    Ella está allí, de pie, incólume, con su Corazón traspasado por el dolor, ofreciendo al Padre su única Razón de existir: su Hijo amado, su Hijo Inmaculado, su Hijo Crucificado por causa del pecado de todos los mortales.

    Y el Redentor la entrega al discípulo puro, al que ha recostado su cabeza sobre el Corazón de Jesús y que conoce sus Divinos Misterios. En el San Juan estamos representados todos los hombres y por eso debemos acoger a María en la casa de nuestras almas como lo hizo el discípulo amado.

    Ya Santa María además de Madre de Dios es también Madre Nuestra. No por merecimiento nuestro sino por la Infinita Misericordia de Dios. Qué bueno es el Padre que además de regalarnos a su Hijo único como Nuestro Redentor, nos ha regalado a la Santísima Virgen como Nuestra Madre.

    Madre del Amor Crucificado, Por la Sangre Redentora de tu Hijo - que es tu misma sangre y por todos los dolores de tu Corazón Inmaculado, Intercede ante Dios por nosotros para que seamos libres de todo mal. Amén.


    GOZOS PARA TODOS LOS DÍAS

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    Ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    De angustias y sinsabores mi ser está acongojado, pues me aparté de tu lado colmandome de temores. No me conmovió tu llanto, ni me embriagó tu dulzura, pero hoy vengo a tu ternura a mitigar mi quebranto.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    Ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Eres tú quien me consuela, quien a mi ser embellece y ante tu faz palidece la más luminosa estrella. Eres la rosa del cielo, la Madre del Salvador. Regálale tu candor a quien te ama con desvelo.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Tú, la pulcra y fiel amante, aposento del Amor, acógeme por favor en tu regazo fragante, porque alli quiero morar con tu Niño Inmaculado y al latir del Adorado quiero vivir para amar.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Estrella de la mañana, Virgen Vestida de sol, tú besaste al Creador con puros labios de grana. Limpia por favor la escoria que afea mi corazón para, con tu bendición, poder entrar en la gloria.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Tu corazón traspasado por la espada del dolor es magna fuente de amor, donde lavo mi pecado porque al ser Inmaculada, toda pureza y candor, no habrá refugio mejor para el alma atribulada.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Suplicante omnipotencia, de favores manantial: como lo hiciste en Caná, ruégale por mí indigencia. mira que no tengo nada, sólo miseria y maldad, más, por tu excelsa bondad, mi alma será
    restaurada.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    Dile a Dios que yo lo adoro a pesar de mi extravío. Que sólo en su Amor confío y que por su perdón imploro. Dale un beso en cada herida a Jesús Crucificado y guárdame en su Costado para habitar en la Vida.

    Madre del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
    ven y desata los nudos que oprimen mi corazón.

    (Aquí se hace la petición.......)

    SE REZA EL SANTO ROSARIO CON LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDAN SEGÚN EL DÍA.


    SALUTACIÓN A MARÍA:

    El Magníficat 
    (Lucas 1, 46 - 55)

    Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

    Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

    El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

    Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

    Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio


    ORACIÓNES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

    Oh, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, divina prenda de la Santísima Trinidad, huerto sellado de Dios donde guarda celoso los tesoros de su Amor: mira compasiva con tus ojos de madre a tus hijos enfermos por la herida del mal.

    Con tu inmensa humildad desata los nudos con que oprime la soberbia, tan contraria a los Divinos atributos del corazón manso y humilde de Jesucristo.

    Tú, la Pura, la Pulcra, la Inmaculada; Desata bondadosamente los nudos hediondos de la lujuria, la impureza, la obscenidad y demás apetencias desordenadas de la carne, que tanto esclavizan a tus hijos y que precipitan tantas almas al infierno.

    Tú, la pobre Doncella de Nazareth, la modesta Esposa del Carpintero, la Madre del Maestro que no tenía dónde reclinar su cabeza: con tu Santa Pobreza desata los nudos de la avaricia, que aleja al hombre de Dios y lo esclaviza a cosas efímeras, las cuales son sólo basura comparada con el único Amor.

    Gracias Madre mía, gracias por tus cuidados y consuelo.

    Gracias por tu pureza y tu ternura. Gracias por hablar bien a Dios de mí. Dile que yo lo adoro a pesar de mi nada.

    Gracias por desatarme, gracias por liberarme, gracias por esconderme entre tu manto, gracias por levantarme y cubrirme con la Sangre Sacrosanta de tu Hijo Jesucristo.

    Ayúdame a convertirme en otro Jesús para que El Padre me mire con su Infinito Amor y su Infinita Misericordia. Amén.


    PETICIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN

    Dame tus ojos Madre, para saber mirar. Si miro con tus ojos jamás podré pecar.

    Dame tus labios, Madre, para poder rezar. Si rezo con tus labios Jesús me escuchará.

    Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar. Es tu lengua: patena de gracia y santidad.

    Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar. Entonces mi trabajo valdrá una eternidad.

    Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad. Cubierto con tu manto al cielo he de llegar.

    Dame tu cielo oh, Madre, para poder gozar. Si tú me das el cielo, qué más puedo esperar.

    Dame a Jesús, oh Madre, para poder amar. Ésta será mi dicha por toda una eternidad.

    PETICIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN

    Es maravilloso, Señor, tener los brazos abiertos cuando hay tantos mutilados. Mis ojos ven, cuando hay tantos sin luz. Mi voz que canta, cuando hay tantos que enmudecen. Mis manos que trabajan, cuando hay tantos que mendigan.

    Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a dónde ir.

    Es maravilloso amar, vivir, sonreír, soñar, cuando hay tantos que lloran, odian, sufren; se revuelven en pesadillas y tantos que mueren antes de nacer.

    Es maravilloso tener un Dios en quien creer, cuando hay tantos que no sienten consuelo ni tienen fe.

    Es maravilloso, sobre todo, Señor, tener tan poco que pedirte y tener tanto, tanto que agradecerte. Amén.

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