Convocan novena
extraordinaria a María Auxiliadora contra el coronavirus
Frente a la emergencia por
el nuevo coronavirus, el Rector Mayor de los Salesianos P. Ángel Fernández
Artime, invitó a orar a María Auxiliadora con una novena extraordinaria.
El nuevo coronavirus
COVID-19 que genera una neumonía fuerte, ha afectado hasta el momento a más de
125 mil personas, con más de cuatro mil muertos y 66 mil recuperados.
Según informa la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad tiene una tasa de
mortalidad del 2% al 4% en China, y del 0.7% fuera del país, siendo las
personas más vulnerables al virus las mayores de 80 años o que padecen
enfermedades como diabetes, asma o hipertensión.
El P. Fernández pide a
todos “los salesianos, a los miembros de la Familia Salesiana y a los jóvenes a
renovar su plena y total confianza en María Auxiliadora”, e imitar el ejemplo
de San Juan Bosco en las circunstancias actuales.
La Novena Extraordinaria,
que se celebrará del 15 al 23 de marzo, concluirá el 24 de este mes, en el día
de la conmemoración mensual de la advocación mariana, donde se rezará una
oración de ofrecimiento.
A continuación, el texto de la novena y la consagración a María
Auxiliadora.
Rezar durante nueve días consecutivos:
- Tres Padres Nuestros, Ave María, Gloria al Santísimo
Sacramento con una jaculatoria:
Sea
alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento.
- Se reza tres veces la “Salve Regina” con la jaculatoria:
María,
Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
Oración:
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen
María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu
protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de
Ti.
Animado con esta
confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis
pecados.
¡Oh, Madre del Verbo!,
no desatiendas mis
súplicas,
antes bien acógelas
benignamente. Amén
Oración para la liberación del Coronavirus
Dios todopoderoso y
eterno, de quien todo el universo recibe energía, existencia y vida, venimos a
ti para invocar tu misericordia, pues aún hoy experimentamos la fragilidad de
la condición humana en la experiencia de una nueva epidemia viral.
Creemos que Tú diriges el
curso de la historia de la humanidad y que tu amor puede cambiar nuestro
destino para mejor, sea cual sea nuestra condición humana. Por eso te confiamos
a los enfermos y a sus familias. Por el Misterio Pascual de tu Hijo, dale la
salvación y el alivio a su cuerpo y a su espíritu.
Ayuda a cada miembro de la
sociedad a llevar a cabo su tarea, fortaleciendo el espíritu de solidaridad
mutua. Apoya a los médicos y a los trabajadores de la salud, a los educadores y
a los trabajadores sociales en el desempeño de su servicio.
Tú que eres el consuelo en
la fatiga y el apoyo en la debilidad, por la intercesión de la Santísima Virgen
María y todos los santos quita todo mal de nosotros.
Libéranos de la epidemia
que nos golpea para que podamos volver tranquilamente a nuestras ocupaciones
habituales y te alabemos y agradezcamos con un corazón renovado.
En ti confiamos y a ti te
elevamos nuestra súplica, a través de Cristo nuestro Señor. Amén
CONSAGRACIÓN DEL MUNDO A MARÍA AUXILIADORA (24 de marzo)
¡Oh Santísima e Inmaculada
Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos!
Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio. Te
consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el
cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre
para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
Tú, pues, ¡oh, Virgen
incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano, continúa, por
piedad, siéndolo especialmente en estos días. Humilla a los enemigos de nuestra
religión y frustra sus perversas intenciones. Ilumina y fortifica a los obispos
y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible;
preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promueve las
vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de
ellos, el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta
los últimos confines de la tierra.
Te suplicamos ¡oh,
dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la incauta juventud
expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos y de las almas
del Purgatorio: sé para todos ¡oh María! dulce Esperanza, Madre de Misericordia
y Puerta del Cielo.
Te suplicamos, gran Madre
de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes, particularmente la angelical
modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, por cuanto
es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con nuestro ejemplo,
representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, logremos que te conozcan y
amen y podamos, llegar a salvar muchas almas.
Haz, ¡oh, María
Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto; haz que
en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el pensamiento
de que eres tan buena, tan amable y tan amada, el recuerdo del amor que tienes
a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra el
enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte
una corona en el Paraíso. Así sea.
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