QUE DESATA LOS NUDOS
PRIMER DÍA
†
DÍA PRIMERO
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
PRIMER DÍA
†
Por señal de la santa Cruz, de nuestros
enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Santa María, llena de la presencia de
Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda la humildad la Voluntad
del Padre, y el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu hijo intercediste por
nuestras dificultades y con toda sencillez y paciencia nos diste ejemplo de
cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre
Nuestra, Pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre
Nuestra, tú que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra
vida, te pedimos que recibas en tus manos a (Nombre) y que lo (la) libres de
todas las ataduras y confusiones con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con
tu ejemplo, líbranos de todo mal, Señora Nuestra y desata los nudos, que
impiden nos unamos a Dios, para que libres de toda confusión y error, los
hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y
podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.
LEER LA
ORACIÓN AL DÍA CORRESPONDIENTE:
(Oraciones
iniciales).
Lectura
Bíblica
"Y
presentándose a María, (el ángel) le dijo: Salve llena de gracia, el Señor es
contigo". (Lucas 1, 28 - 29)
CONSIDERACIÓN
Una con el Señor; llena
de alegría
Por disposición
divina, nuestra Madre Santa María tiene todas las gracias de Dios en grado
sumo, pues es la morada del Salvador, Dios con nosotros.
Cuando el Padre
la mira encuentra en ella las mismas perfecciones de su hijo unigénito, y amoroso
se recrea en tan graciosa belleza.
Esto explica
las palabras con que el arcángel San Gabriel enviado por Dios, saluda a la
casta doncella: "Salve llena de gracia, el Señor es contigo".
Nuestra Madre
es una con el Señor. Vive sólo para Él en perfecta, amorosa y eterna comunión
con la divina Voluntad.
Pidámosle a la
Santísima Virgen María que nos lleve de su mano a una perfecta comunión con las
Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo y
que nos ayude por su intercesión maternal a desatar los nudos de la soberbia,
lujuria y avaricia, concupiscencias que oprimen al hombre y lo esclavizan en
todo su caminar terreno. Amén.
GOZOS
PARA TODOS LOS DÍAS
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
Ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
De
angustias y sinsabores mi ser está acongojado, pues me aparté de tu lado
colmandome de temores. No me conmovió tu llanto, ni me embriagó tu dulzura,
pero hoy vengo a tu ternura a mitigar mi quebranto.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
Ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Eres
tú quien me consuela, quien a mi ser embellece y ante tu faz palidece la más
luminosa estrella. Eres la rosa del cielo, la
Madre del Salvador. Regálale tu candor a quien te ama con desvelo.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Tú,
la pulcra y fiel amante, aposento del Amor, acógeme por favor en tu regazo
fragante, porque alli quiero morar con tu Niño Inmaculado
y al latir del Adorado quiero vivir para amar.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Estrella
de la mañana, Virgen Vestida de sol, tú
besaste al Creador con puros labios de grana. Limpia por favor la escoria que
afea mi corazón para, con tu bendición, poder entrar en la gloria.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Tu
corazón traspasado por la espada del dolor es magna
fuente de amor, donde lavo mi pecado porque al ser Inmaculada, toda pureza y
candor, no habrá refugio mejor para el alma atribulada.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Suplicante
omnipotencia, de favores manantial: como lo
hiciste en Caná, ruégale por mí indigencia. mira que no tengo nada, sólo miseria y
maldad, más, por tu excelsa bondad, mi alma será restaurada.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
Dile
a Dios que yo lo adoro a pesar de mi extravío. Que sólo
en su Amor confío y que por su perdón imploro. Dale un beso en cada herida a
Jesús Crucificado y guárdame en su Costado para habitar en la Vida.
Madre
del Amor Hermoso, del Altísimo Mansión,
ven y
desata los nudos que oprimen mi corazón.
(Aquí
se hace la petición.......)
SE REZA
EL SANTO ROSARIO CON LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDAN A SU DÍA.
SALUDAMOS A MARÍA:
El
Magníficat
(Lucas
1, 46 - 55)
Proclama
mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del
trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de
bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre
y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓNES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Oh,
Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, divina prenda de la Santísima
Trinidad, huerto sellado de Dios donde guarda celoso los tesoros de su Amor:
mira compasiva con tus ojos de madre a tus hijos enfermos por la herida del
mal.
Con
tu inmensa humildad desata los nudos con que oprime la soberbia, tan contraria
a los Divinos atributos del corazón manso y humilde de Jesucristo.
Tú,
la Pura, la Pulcra, la Inmaculada; Desata bondadosamente los nudos hediondos de
la lujuria, la impureza, la obscenidad y demás apetencias desordenadas de la
carne, que tanto esclavizan a tus hijos y que precipitan tantas almas al
infierno.
Tú,
la pobre Doncella de Nazareth, la modesta Esposa del Carpintero, la Madre del
Maestro que no tenía dónde reclinar su cabeza: con tu Santa Pobreza desata los
nudos de la avaricia, que aleja al hombre de Dios y lo esclaviza a cosas
efímeras, las cuales son sólo basura comparada con el único Amor.
Gracias
Madre mía, gracias por tus cuidados y consuelo.
Gracias
por tu pureza y tu ternura. Gracias por hablar bien a Dios de mí. Dile que yo
lo adoro a pesar de mi nada.
Gracias
por desatarme, gracias por liberarme, gracias por esconderme entre tu manto,
gracias por levantarme y cubrirme con la Sangre Sacrosanta de tu Hijo
Jesucristo.
Ayúdame
a convertirme en otro Jesús para que El Padre me mire con su Infinito Amor y su
Infinita Misericordia. Amén.
PETICIONES
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Dame
tus ojos Madre, para saber mirar. Si miro con tus ojos jamás podré pecar.
Dame
tus labios, Madre, para poder rezar. Si rezo con tus labios Jesús me escuchará.
Dame
tu lengua, Madre, para ir a comulgar. Es tu lengua: patena de gracia y
santidad.
Dame
tus manos, Madre, que quiero trabajar. Entonces mi trabajo valdrá una
eternidad.
Dame
tu manto, Madre, que cubra mi maldad. Cubierto con tu manto al cielo he de
llegar.
Dame
tu cielo oh, Madre, para poder gozar. Si tú me das el cielo, qué más puedo
esperar.
Dame
a Jesús, oh Madre, para poder amar. Ésta será mi dicha por toda una eternidad.
PETICIONES
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Es
maravilloso, Señor, tener los brazos abiertos cuando hay tantos mutilados. Mis
ojos ven, cuando hay tantos sin luz. Mi voz que canta, cuando hay tantos que
enmudecen. Mis manos que trabajan, cuando hay tantos que mendigan.
Es
maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a dónde ir.
Es
maravilloso amar, vivir, sonreír, soñar, cuando hay tantos que lloran, odian,
sufren; se revuelven en pesadillas y tantos que mueren antes de nacer.
Es
maravilloso tener un Dios en quien creer, cuando hay tantos que no sienten
consuelo ni tienen fe.
Es
maravilloso, sobre todo, Señor, tener tan poco que pedirte y tener tanto, tanto
que agradecerte. Amén.
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