Novena de preparación a
la fiesta de la Asunción
Religiosas
de la Asunción
17
rue de l’Assomption
75016
Paris – France
Del
6 al 14 de agosto
U N C A M I N O D E E S
P E R A N Z A
C ON M A R Í A
www.assumpta.fr
Un camino de Esperanza con
María
Sor Cristina María nos
propone cada día una meditación de inspiración bíblica y una oración para
prepararnos al 15 de Agosto.
Estas meditaciones están
basadas en el libro del Cardenal Eduardo Pironio :
Un chemin d’espérance avec Marie, aux Editions Cerf/Bellarmin :
“La fe que prefiero
", dice Dios, " es la esperanza ".
Este verso de Péguy
caracteriza bien el camino de la Virgen que da el "sí" apoyándose en
Aquel para quien "nada es imposible"...
El itinerario de María, la
pobre, la contemplativa, la mujer-para-los-demás, se manifiesta ante todo, a través
de su misterio de esperanza, en las diversas etapas de su caminar: desde la
Anunciación hasta Pentecostés y finalmente en la Asunción gloriosa, cuando,
definitivamente configurada con Cristo, se convierte en " signo de
esperanza y de consuelo para el Pueblo de Dios en marcha " (LG 68).
La Esperanza es una virtud
activa, no da lugar a espejismos. Orienta hacia lo definitivo, hacia la posesión
del cielo nuevo y de la tierra nueva donde reinará la justicia. Al mismo
tiempo, invita a comprometerse, aquí y ahora, en la construcción de un mundo
más justo, de una " civilización del amor”. De ahí el interés de las
páginas sobre " el compromiso cristiano con los pobres”.
En este camino de
esperanza, María precede al viajero y le enseña a " establecer su corazón
allí dónde se encuentran las verdaderas alegrías "...
Día 1º
L A F I D E L I D A D
El camino de esperanza de
María se abre con la Anunciación. Es un relato sencillo pero que divide la
historia. Aquí se vive la fidelidad de Dios, la de Jesús, la de María. Una fidelidad
que se manifiesta en las tres palabras del ángel a María " Alégrate”, “No
temas”, “No hay nada imposible para Dios”.
La fidelidad es la actitud
central en esta primera etapa del camino de esperanza de María.
En realidad es la actitud
primordial y esencial en la vida de Nuestra Señora. Para María todo comienza en
el momento de su SÏ al Señor, un Sí radical y definitivo pero en la luminosa
oscuridad de la fe. También María, también, efectuó su peregrinar en la fe.
Esto hace que el sí de María se asemeja más a nuestros requerimientos y limitaciones.
A María le bastó con apoyarse en esa triple seguridad: Dios le amaba con un
amor de predilección, Dios le pedía ese consentimiento, para Dios, nada es
imposible. La fidelidad de María está fundada en la pobreza, la confianza y la
disponibilidad.
Pidámosle a María la
gracia de apoyar siempre nuestra fidelidad sobre la fidelidad de Dios
Oración
Señor Dios nuestro, te
damos gracias por el misterio de la Anunciación.
Mediante el mensaje del
Ángel, y la absoluta confianza de María, has iluminado nuestros corazones.
Que tu mensaje de
salvación llegue a todos los hombres, y que sea recibido con fe y
agradecimiento. Por Cristo, nuestro Señor.
Día 2º
L
A P O B R E Z A
La pobreza es otra
característica de Nuestra Señora durante toda su vida, pero queremos ponerla de
relieve desde el principio de su camino. Todo camino recorrido supone y exige la
pobreza: ¡imposible caminar cargado de demasiadas cosas! El camino conlleva siempre
un desprendimiento de personas y de cosas.
La pobreza de María se implanta
en el desprendimiento progresivo, la inseguridad misteriosa y oscuro
presentimiento. La pobreza de María realiza perfectamente el ideal mesiánico
del pueblo "humilde y sencillo", del " pequeño resto " que
permaneció fiel y buscó refugio en el nombre del Señor. Jesús pensaba ante todo
en ella, cuando proclamó bienaventurados "los pobres en espíritu”. Jesús
no hizo sino personificar a María, cuando pronunció las Bienaventuranzas.
Gracias a esta radical pobreza evangélica, María vive en toda sencillez,
abierta a la Palabra de Dios y en la gozosa dependencia de Su voluntad.
Oración
Señor Dios, que miras con
amor a los humildes y a los pobres, y como a la Virgen María, les concedes
manifestar la presencia de tu Hijo. Por tu Espíritu, otórganos discernir en ellos
el sacramento de tu visita. Por Jesús, nuestro Señor.
Día 3º
L A C O N T E M P L A C I Ó N
Tiene contemplación es una
característica esencial y permanente en María. En el nacimiento de Jesús,
cuando los pastores hablan y cuentan todo lo que se les ha sido dicho acerca de
" este Niño ", María conserva todos estos recuerdos y les medita en
su corazón.
El Magníficat es fruto
evidente del espíritu contemplativo en María. Cuando queremos penetrar en el
corazón orante de Nuestra Señora, meditamos el Magníficat: es el canto de gratitud,
de alegría, de alabanza de María " la pobre”. Recorriendo la historia de
la Salvación, María, en su contemplación profunda, celebra la fidelidad de Dios
hacia Israel, su siervo, y las maravillas realizadas en la pequeñez de su
esclava.
En María, la contemplación
es obra del Espíritu Santo que engendró en ella la Palabra. En la profundidad
serena de esta contemplación, María percibe simultáneamente la presencia de
Dios en ella y los imperativos del servicio a sus hermanos. “María salió y fue
de prisa a visitar a Isabel… "
Oración
Bendito seas, Padre de
Nuestro Señor Jesucristo.
En él, Sol naciente y luz
victoriosa, vienes visitarnos.
Concédenos reconocer tu
llegada, y, unidos a la Virgen María, te exaltaremos en este día y por los
siglos de los siglos
Día 4º
E L S E R V I C I O
La actitud de servicio de
María se manifiesta, sobre todo, en las bodas de Cana. María, "la contemplativa
", es la primera en descubrir el problema de los jóvenes esposos y se compromete
en servirlos: " Ya no tienen vino ". " Haced lo que os
diga". Estas palabras de Nuestra Señora, nacidas de su fe profunda en su
Hijo y de un amor delicado hacia los jóvenes esposos, expresan el realismo y la
fecundidad de su contemplación. Siempre suele ser así: cuando la contemplación
es verdadera, crea en nosotros aptitudes muy grandes para servir. Sólo los
contemplativos tienen esta capacidad especial de descubrir inmediatamente los
problemas de los demás, la capacidad inagotable de la entrega.
El servicio de María, a
través del desprendimiento misterioso de toda su vida, va hasta la entrega
generosa de su Hijo en vistas a la evangelización de los hombres y mujeres y como
ofrenda de reconciliación al Padre.
Oración
Dios de amor. Hiciste
madre de tu Hijo a una mujer humilde de nuestra raza. Por intercesión de la
Virgen María concédenos reconocer a Cristo en cada uno de nuestros hermanos, y
vivir al servicio los unos de los otros hasta el día en que te cantaremos
juntos por los siglos de los siglos.
Día 5º
L
A E S C U C H A D E L A P A L A B R A
La escucha es otra
característica propia de Nuestra Señora en su largo camino de silencio, en el
transcurso del cual acompaña la obra apostólica y misionera de su Hijo. El evangelista
Lucas nos presenta en dos circunstancias a María " a la escucha "
atenta de la Palabra de Dios. En una ocasión cuando Jesús predica a la
muchedumbre que le sigue, le dicen: " tu madre y tus hermanos están fuera
y quieren verte. Él responde: Mi madre y mis hermanos, son aquellos que
escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica " (Lc 8, 19-
21). Jesús establece aquí
los lazos del verdadero parentesco de María: María nos dio a Jesús según la
carne porque antes supo acogerlo en su corazón lleno de fe.
María es "feliz"
porque nos ha dado a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Pero esto fue posible
porque " la humilde esclava del Señor " supo decir "sí" a
la Palabra recibida.
Vivir en la escucha de la
Palabra de Dios significa tener una gran capacidad contemplativa. Y sólo los
pobres en espíritu son capaces de ello.
Oración
En cada instante, Señor
Dios, esperas la respuesta de nuestra fe.
Concédenos dejar
fructificar la Palabra que se hizo carne en la Virgen María, Jesús, Cristo,
nuestro Señor.
Día 6º
L
A O F R E N D A
Contemplamos a María
ofreciendo su Hijo al Padre. Es el momento providencialmente intenso en el cual
María lo experimentó más suyo que nunca: no sólo como Hijo suyo sino también
como su Redentor. “Al lado de la Cruz estaba su madre " (Jn 19, 25-27).
María comprende y vive la
aflicción de la ofrenda, pero también su fecundidad misteriosa.
Nunca María se sintió tan
sola: su Hijo muere; pero también nunca se sintió más acompañada y más fecunda;
la Iglesia nace. “He aquí a tu Hijo " (la Iglesia, la humanidad).
El mundo no puede vivir
sin Cristo. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único ".
El mundo no puede vivir
ahora sin " la Iglesia que es su Cuerpo”. Todo es, sin duda, fruto del amor
del Padre; pero todo es también fruto de la generosidad serena y fuerte,
dolorosa y fecunda de María, " la oferente”.
Oración
Quisiste, Señor, que la
Madre de tu Hijo, de pie al lado de la cruz, fuera asociada con sus sufrimientos;
concede a tu Iglesia unirse, también ella, a la pasión de Cristo, para tener parte
en Su resurrección.
Por Cristo, tu Hijo,
nuestro Señor.
Día 7º
L
A C O M U N I Ó N
Se nos presenta a María en
el Cenáculo presidiendo, con amor, la oración llena de esperanza de los
apóstoles y de los discípulos. La presencia de María es fundamental para la
comunión. María está presente, en los comienzos misioneros de la Iglesia, al
igual que estuvo presente al principio de la actividad evangelizadora de Jesús.
Nos complace pensar que María, la Madre de Jesús, pertenece a esta comunidad de
discípulos fieles que escuchan con docilidad la palabra de los Apóstoles y
participan en su Eucaristía.
En nuestro camino de
esperanza con María, esta actitud de comunión es fundamental.
María lo vivió en el
silencio, la oración y la cruz. La comunión exige el desprendimiento y la muerte;
exige la reconciliación y el encuentro; exige, sobre todo, absoluta fidelidad a
la Palabra de Dios.
Todo el misterio de María
es un misterio de comunión - entre el cielo y la tierra, Dios y el hombre, la
contemplación y el servicio - porque toda su vida fue pura obediencia de fe a
la voluntad adorable del Padre. La fidelidad de María hace posible la comunión.
La comunión, al fondo, es un modo concreto de fidelidad.
Oración
¡Bendito seas, Señor Dios!
La Virgen, colmada de gracia, fue total disponibilidad a tu Palabra.
Por su intercesión, abre
nuestras vidas a Aquel que quiere nacer en nosotros como nació un día en ella,
María, la Madre de tu Hijo, Cristo nuestro Señor.
Día 8º
L
A M I S I Ó N
La Iglesia que se
manifiesta al Pentecostés es esencialmente misionera. Por la Fuerza de Espíritu,
la primera Iglesia crece y se construye fundamentalmente por la Palabra y la Eucaristía;
pero la Iglesia sigue naciendo cada día en el corazón fiel de Nuestra Señora.
Nace en el silencio
contemplativo de María, engendrado por la Palabra que contempla. La misión
exige ardor y transparencia en el testigo; fidelidad y coraje en el profeta;
fuerza serena en el mártir. Por lo tanto exige también contemplación,
coherencia interior, serenidad ante la cruz.
El silencio contemplativo
de María hace crecer la Iglesia por dentro; su perfecta docilidad al Espíritu
asegura la unidad interior de la Iglesia y la eficacia de su expansión
misionera.
Oración
Padre, por tu Espíritu de
libertad transformaste a los Apóstoles. Por intercesión de María, derrama este
mismo Espíritu sobre tu Iglesia en oración: que sea hoy, para el mundo, signo
de una libertad nueva, por Jesucristo, nuestro Señor.
Día 9º
L
A E S P E R A N Z A
Con toda evidencia, el
camino de María, sobre todo a partir de Pentecostés, es un camino de esperanza.
Un camino que esencialmente se recorre en compañía del Resucitado. A partir del
Pentecostés, el camino de María es sólo un camino de silencio y de testimonio
de la comunidad primitiva, hasta que la tradición nos habla de la serena
dormición de Nuestra Señora y de su gloriosa Asunción a los Cielos. Aquí nos encontramos
ante la plenitud del misterio de María: su Pascua.
El misterio de la Asunción
de Nuestra Señora es esencialmente un misterio de esperanza, porque , ante
todo, nos enseña a mirar - y a desear ardientemente - lo definitivo. Nuestro mundo
necesita esperanza; pero de una esperanza que lo ponga en camino hacia lo que es
plenamente bueno, hacia el goce de Dios, hacia la comunión inalterable y el
encuentro, hacia la construcción de una sociedad definitivamente nueva, hacia
la posesión del cielo nuevo y de la tierra nueva donde reinará la justicia.
María guía nuestro camino
de esperanza hacia el encuentro del Señor. Tenemos la certeza de que nos
entrega constantemente a Jesús, que nos ayuda a descubrir cada día su rostro y
a apoyarnos en su fidelidad. Que ella nos prepare para el encuentro y que nos muestre,
al término de nuestra peregrinación, el Fruto bendito de su seno.
Oración
Juntos: Dios
te salve, María llena eres de gracia...