Páginas: Novena Inmaculada Concepción

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MAYO MES DE MARÍA

lunes, 14 de diciembre de 2020

Novena a la Virgen de Guadalupe

 

 

MODO DE HACER ESTA NOVENA

 Puesto de rodillas delante de la imagen de María Santísima; hecha la señal de la cruz, se dice el siguiente:


ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh Jesús y Señor mío! Cuán grande es mi ceguedad

 pues después de revelarme que hay un infierno

 eterno, no he temido de tu justicia. Cual monstruosa

 es mi locura, pues sabiendo que con pecar te tengo a

 ti por enemigo, me he atrevido a cometer mil veces el

 pecado, a vivir años enteros sin darle cuidado alguno

 a tu infinito amor.

Merecía, Oh Señor mío, merecía justamente que ejecutases tu sentencia que con tanta paciencia haz diferido: lo merecía, es verdad, más vos has querido vencer mi malicia con tu bondad; tu misericordia, ha superado mi iniquidad: ya me doy por vencido de tu amor pues me has buscado cuando huía de Ti. Como he de temer que ahora me arrojes de tus pies, ahora que te busco arrepentido.

¡Oh dulcísimo Jesús, con toda el alma detesto, abomino y aborrezco el pecado, sólo porque lo aborreces Tú a quien amo con todo mi corazón, a quien deseo agradecer y acompañar por toda la eternidad!

Amén.


Luego se dirá la oración siguiente, la cual se ha de repetir todos los días de la novena:

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA

¡Oh Santísima Señora Reina del Cielo y la Tierra!  Cuando yo levanto los ojos al trono de tu grandeza te contemplo, la mayor de todas las criaturas y sólo menor que Nuestro Creador ¿Cómo es posible que me atreva a llamarte Madre? Pero así es Señora, tú que eres Madre de Dios, me has dicho que también eres Madre Mía. Así se lo dijiste que desde tu templo del Tepeyac te mostrarías Madre amorosa y tierna de cuantos buscasen y solicitasen  tu amparo.

Pero no sólo esto es lo más; lo más que es, que en esto no hiciste otra cosa que conformarte gustosa con la voluntad de tu divino Hijo, Jesús, quien olvidado de las penas atrocísimas que estaba padeciendo en la cruz y entre sus mortales agonías, te encargó que me mirases como hijo. No lo merezco Señora, no merezco ser hijo tuyo, pero tú has querido ser Madre Mía. No he sabido desempeñar el título de hijo; pero no por eso dejas Tú de desempeñar el título de Madre, nuestra que eres Madre, nuestra Madre, no atendiendo mis maldades, sino a las entrañas de piedad y misericordia de que te dotó el Altísimo, cuando te hizo abogada de los pecadores.

Deseo portarme como hijo tuyo pero no podré poner en práctica mis deseos si no me alcanzas de Dios un aborrecimiento firme al pecado mortal que es lo que me hace indigno de tu Amor.

Amén.


Récense cuatro salves en memoria de las cuatro apariciones, y luego se reza la oración del día.


PRIMER DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas sienes, pública que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como hija, como Madre y como Esposa del Altísimo tienes un poder y un justísimo derecho sobre todas las criaturas. Siendo esto así, yo también soy tuyo, yo también pertenezco a Ti por mil títulos; pero no me contento con ser tuyo sólo de esta manera, quiero ser tuyo por otro título más; esto es, por la elección de mi voluntad Veme aquí pues, postrado delante de tu trono te elijo por mi Reina y mi Señora, y por éste motivo quiero someterme al señorío y dominio amoroso que tienes sobre mí; quiero depender de Ti, y quiero que los designios que tiene de mi Providencia Divina pasen por tus manos. Dispón de mí como mejor te agrade; los sucesos, logros, fracasos y demás pruebas de mi vida, quiero que todos corran por tu cuenta.  Confío de tu benignidad, que todos se enderezarán al bien de mi  alma y honra, Gloria de Nuestro Señor que tanto se complace en que todo el mundo te reconozca por su Reina.

Amén.


SEGUNDO DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de bendecirnos, las juntas ahora en el pecho en ademán de quien suplica y ruega, dándonos con esto a entender, que desde el trono de la gloria en donde asistes como Reina de los ángeles y hombres, haces también el oficio de abogada, rogando e intercediendo a favor nuestro. ¿Con qué afecto de reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza?

Pero no habiendo en todo mi corazón suficiente caudal para pagarlo, a Ti recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos de una caridad ardiente y fervorosa, y de una humildad profunda, y de una obediencia pronta al Señor. Aumenta tus súplicas, multiplica tus riesgos y no ceses de pedir al Todo Poderoso me haga suyo, y me conceda ir a darte las gracias por el feliz éxito de tu amorosa meditación en la gloria.

Amén.


TERCER DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Qué puedo creer al verte cercada por los rayos del Sol, sino que estas tan íntimamente unida al sol de la divinidad, que no hay en Ti cosa alguna que no sea luz, que no sea gracia, que no sea Santidad! Qué puedo creer si no que estás sumergida en el piélago de las divinas perfecciones y atributos y que Dios te tiene siempre en su corazón. Sea para bien, Señora, tan alta felicidad. Yo, entre tanto, arrebatado del gozo que ella me causa, me presento delante de tu trono y te suplico te dignes a enviar uno de tus ardientes rayos hacia mi corazón; ilumina con su luz mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz que acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo! Sino no lo empleo en amar a Dios sobre todas las cosas, amarte a Ti mi querida Madre y a tus hijos mis hermanos; haz que acabe de persuadirme de que me engaño miserablemente cuando amo a las criaturas más que a mi Dios y cuando no demuestro con mis obras ese amor, amándote a Ti y a mis prójimos.

Amén.


CUARTO DÍA 

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra tan grande suya estar a tus pies que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas para formar con ellas un escaño a tu trono. ¿Qué deberé yo hacer para manifestar mi veneración a Ti Madre Mía sino ofrecerte, no ya la cabeza, ni los brazos sino el corazón, y mi alma para que santificándola con tus delicadas plantas se haga trono digno de tu reinado?

Dígnate, Señora, admitir este obsequio no tiene mérito pues grande es mi miseria y mi pobreza, pero me atengo a tu amor y bondad. Te abro mi corazón y verás que no lo mueve otra cosa sino el deseo de ser tuyo y el temor de ofrecer tu Divino Hijo. Forma un tronco en mi corazón y ya no envilecerá dándole entrada a la culpa y haciéndose esclavo del demonio. Haz que no vivan en el sino en Jesús y María.

Amén.


QUINTO DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¿Qué otro vestido le correspondía a quien en un cielo por hermosura, sino un toldo de estrellas? ¿Con qué podría adornarse una belleza tan celestial sino con los brillos de unas virtudes tan lúcidas y tan resplandecientes como las tuyas? Bendita mil veces la mano de aquel Dios, que supo unir en Ti hermosura tan peregrina, con pureza tan realzada, y gala tan brillante y rica, con humildad tan apacible. Yo quedo, Señora, absorto de tu hermosura tan amable y quisiera que mis ojos se fijaran siempre en Ti para que mi corazón no se dejara arrastrar de otro afecto que no fuera tu maternal amor.

No podré lograr este deseo, si esos resplandecientes astros de que estás adornada, no infunden en mí una ardiente y fervorosa caridad, con que ame con todo mi corazón y con todas mis fuerzas a Dios, y después de Dios a Ti mi Madre, mi Reina, mi Señora, a quien todos queremos amar filialmente.

Amén.


SEXTO DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Qué bien dice a tu realeza ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas! ¡Hallaste con tu vida invicta planta las vanidades del mundo! Y quedando superior a todo lo creado, jamás padeciste el menguante de la más ligera imperfección. Desde el primer instante de tu concepción estuviste llena de gracias. Miserable de mí, Señora, que no sabiéndose mantener en los propósitos que hago, no tengo estabilidad en la virtud, y sólo soy constante en mis viciosas costumbres.

Duélete de mí, Madre amorosa y Tierna, ya que soy muy inconstante en el bien y la virtud, sea como la luna que está a tus pies; esto es, firme siempre en tu devoción y amor para no padecer los menguantes del pecado. Haz que yo esté siempre a tus plantas por el amor y devoción, y ya que no temeré los menguantes del pecado, sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones detestando de corazón todo lo que es ofensa a Dios.

 Amén.


SÉPTIMO DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Nada veo en éste hermosísimo retrato, que no me lleve a conocer las altas perfecciones de que dotó el Señor a tu alma, Inocentísima. Este lienzo grosero y despreciable; ese pobre, pero feliz ayate en que se ve estampada tu singular belleza, dan claro a conocer la profundísima humildad que manifiesta tu fino y delicado rostro espejo de asombrosa Santidad.

No te desdeñaste de tomar la tilma pobre de Juan Diego, para que el Señor estámpese en ella tu rostro que es canto de los ángeles, hechizo de los hombres y admiración de todo el universo. Pues ¿Cómo no he de esperar yo de tu benignidad que la pobreza y la miseria de mi alma no sea obstáculo para que estampes en ella tu imagen graciosísima? Yo te lo pido, Señora, y para esto te ofrezco mi corazón como si fuera un ayate. Tómalo Señora en tus manos y no dejes jamás, pues mi deseo es que no se emplee en otra cosa que en amarte y amar a Dios.

Amén.


OCTAVO DÍA

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Qué misteriosa y que acertada anduvo la mano del Artífice Supremo, bordando tu vestido con esa orla de oro finísimo que le sirve de guarnición aludió sin duda a aquel finísimo oro de caridad y del amor de Dios con que fueron enriquecidas tus apariciones! ¿Y quién duda, Señora, que sea tu encendida caridad y amor? A Dios estuvo siempre acompañada del amor al prójimo, pues aunque eres nuestra Emperatriz y Reina no te has olvidado de nosotros. Are tu inmaculado corazón lleno de amor a quien es tan miserable, dale la mano a quien caído te invoca para levantarse. Permíteme, Señora, recordar lo que tú misma dijiste a Juan Diego ¿Qué no estás en mi regazo y corres por mi cuenta? Por eso acudo a tu compasión y misericordia maternal.

Amén.


NOVENO DÍA    

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Qué cosa no podrá tu poder de intercesión, cuando tu divino Hijo multiplica por tu medio prodigios admirables! Ni la tosquedad ni lo burdo del ayate fueron obstáculos para estampar en él milagrosamente tu bendita imagen.

Ni la voracidad del tiempo, en más de cuatro siglos, ha podido dejar en ella su huella, ni ha podido desalentar tan poco la fe de tus hijos y por eso, una vez más queremos suplicarte que abras tu corazón maternal y acordándote del amplio poder de intercesión que te dio el Señor para favorecer a los mortales, te dignes pedirle que estampes en nuestros corazones su divina imagen que nuestras culpas han borrado. Que tu piedad y misericordia supera la maldad de nuestras perversas costumbres, dígnate mirarnos, y con esto alentaremos nuestra miseria, nuestra única esperanza, después de Jesús, eres Tú Bendita Madre.

Amén.


GOZOS 

Pues a ser nuestro consuelo

Bajasteis, ¡oh Virgen pura!

De el lleno a nuestra ventura

Subir a adorarte al cielo.


En la tilma retratada

Dejaste tu imagen bella

Para que fuese la estrella

De esta tu América amada;

Por eso en ti asegurada

Tiene su dicha este suelo


De el lleno, etc.


Del sol los rayos ardientes

Forman trono a tu grandeza,

Que no eran a tal pureza

Otros adornos decentes:

Venzan tus rayos valientes

De nuestros pechos el yelo:


De el lleno, etc.


Para bordar tu vestido

Han bajado las estrellas,

Porque en tu manto hallan ellas

Firmamento más lúcido:

Tu siempre la estrella haz sido

Que influye nuestro consuelo:


De el lleno, etc.


Tapete forma la luna

A tus plantas sacrosantas,

Porque cree hallar en tus plantas

El lleno de su fortuna:

Padezca el indiano suelo:


De el lleno, etc.


En tosco y grosero ayate

Pintas tu imagen hermosa,

y por honrarme piadosa

A esto tu humildad se abate:

Justo es que mi pecho trate

De agradecer tanto celo.


De el lleno, etc.


Ceñida la real corona

Se ve, oh María en tu cabeza,

Que por Reina te confiesa

Desde la una hasta la otra zona:

Allí de águila te abona

Que hasta Dios levantó el vuelo!


De el lleno, etc.


ORACIÓN

QUE SE HA DE DECIR TODOS LOS DÍAS 

¡Oh Madre amorosísima mía, María Santísima de Guadalupe! Bien lo sabes, Señora, bien sabes que desde mi tierna edad te he mirado y reverenciado como Madre, como abogada y protectora. Tú has querido desde entonces mirarme como uno de tus hijos. Cuantas gracias y mercedes he recibido de Dios, conozco haberlas recibido por tu medio. ¡Qué descuido tan grande el mío! ¡Qué infidelidad tan grosera el no haberte servido y obsequiado con una puntualidad y amor igual a tu bondad! Mas ya desde hoy protesto honrarte, servirte y amarte, como corresponde a un hijo atento, amante y reconocido. No fue otro el fin de tu venida a este suelo, sino hacemos presente, traernos a la memoria el amor, cuidado y solicitud que como Madre tienes de nosotros: pues yo me doy, Señora, por entendido y recurro a ti como madre: no sean parte mis maldades para que apartes de mí los ojos de misericordia. Haz que viva como hijo tuyo, pues no es otro mi deseo sino agradarte y servirte en esta vida y después de ella darte en el cielo los agradecimientos de las misericordias que Dios me ha concedido por tu intercesión.

Amén.


Oración a la Virgen de Guadalupe

 

 

Oración a la Virgen de Guadalupe

 

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos, y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

 

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

 

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

 

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo a su Iglesia: No nos sueltes de tu mano amorosa.

 

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

 

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

 

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios.

Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén muy unidas, y bendice a la educación de nuestros hijos.

 

Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestra culpas y pecados en el sacramento de la penitencia, que trae sosiego al alma.

 

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

 

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,

Con nuestros corazones libres de mal y de odios, podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén

México, enero de 1979.                      Juan Pablo II


sábado, 12 de diciembre de 2020

Misterios Gozosos a Santa María de Guadalupe

 

 

MISTERIOS GOZOSOS 

A SANTA MARÍA DE GUADALUPE


Rosario a la Virgen de Guadalupe

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo. Amén.

 

El Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

 

- Misterios Gozosos -

 

Primer Misterio

El Anuncio del Ángel y la Encarnación del Verbo

La Virgen de Guadalupe trae un mensaje de paz a su pueblo:

Petición: Pedimos a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre.

Padre Nuestro

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María (Repetir 10 veces

V. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres; entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIAS:

V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.

R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.


V. San Juan Diego, predilecto de María.

R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.

 

Segundo Misterio:

La Visitación de María a su prima Santa Isabel

Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su; pequeñez a los ojos de los hombres:

Petición: Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de corazón]

 

Padre Nuestro

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

 

Ave María (Repetir 10 veces

V. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres; entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

 

Gloria

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 JACULATORIAS:

V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.

R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.

 

V. San Juan Diego, predilecto de María.

R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.

 

 

Tercer Misterio:

El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén

María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría:

 Petición: Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás]

 

Padre Nuestro

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

 

Ave María (Repetir 10 veces

V. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres; entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

 

Gloria

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

JACULATORIAS:

V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.

R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.

 

V. San Juan Diego, predilecto de María.

R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.

 

Cuarto Misterio:

La Presentación del Niño en el Templo y la Purificación de María Santísima

La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y felicidad para su pueblo:

Petición: Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y el dolor a los que están cerca de nosotros.

 

Padre Nuestro

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

 

Ave María (Repetir 10 veces

V. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres; entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

 

Gloria

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

JACULATORIAS:

V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.

R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.

 

V. San Juan Diego, predilecto de María.

R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.

 

Quinto Misterio:

El Niño perdido y encontrado en el Templo

María nos deja su imagen en la tilma para recordarnos su ternura, su amor y su constante protección:

Petición: Pedimos a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos]

 

Padre Nuestro

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

 

Ave María (Repetir 10 veces

V. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres; entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

 

Gloria

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

JACULATORIAS:

V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.

R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.

 

V. San Juan Diego, predilecto de María.

R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.

 

 

Letanías en Honor a Nuestra Señora de Guadalupe

 

1.Señor, ten piedad de nosotros.

   Señor, ten piedad de nosotros.

2.Cristo, ten piedad de nosotros.

   Cristo, ten piedad de nosotros.

3.Señor, ten piedad de nosotros.

   Señor, ten piedad de nosotros.

4.Dios, Padre Celestial, Creador a través del cual vivimos,

   Ten piedad de nosotros.

5.Dios Hijo, Redentor del mundo,

   Ten piedad de nosotros.

6.Dios, Espíritu Santo,

   Ten piedad de nosotros.

7.Santísima Trinidad, un solo Dios,

   Ten piedad de nosotros.


8.Perfecta Virgen, Santa María de Guadalupe,

   Ruega por nosotros.


9.Santa María de Guadalupe, Madre de América,

   Ruega por nosotros.


10.Santa María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización,

   Ruega por nosotros.


11.Santa María de Guadalupe, Perfecta y Eterna Virgen,

   Ruega por nosotros.


12.Santa María de Guadalupe, Madre del Verdadero Dios,

   Ruega por nosotros.


13.Santa María de Guadalupe, Madre digna de honor y veneración,

   Ruega por nosotros.


14.Santa María de Guadalupe, Madre más misericordiosa,

   Ruega por nosotros.


15.Santa María de Guadalupe, Madre de quienes te aman,

   Ruega por nosotros.


16.Santa María de Guadalupe, Madre de quienes confían en ti,

   Ruega por nosotros.


17.Santa María de Guadalupe, Madre de quienes te lloran,

   Ruega por nosotros.

 

18.Santa María de Guadalupe, Madre de quienes te buscan,

   Ruega por nosotros.


19.Santa María de Guadalupe, Madre que cura todos nuestros dolores, miserias y penas,

   Ruega por nosotros.


20.Santa María de Guadalupe, Madre quien alivia nuestros sufrimientos,

   Ruega por nosotros.


21.Santa María de Guadalupe, Madre que nos mantiene bajo su mirada compasiva y misericordiosa,

   Ruega por nosotros.


22.Santa María de Guadalupe, Madre quien nos muestra su ayuda, amor y compasión,

   Ruega por nosotros.


23.Santa María de Guadalupe, Madre quien elige aquellos que son humildes y simples,

   Ruega por nosotros.


24.Santa María de Guadalupe, Madre quien nos repaga amorosamente todos lo que la sirven,

   Ruega por nosotros.


25.Santa María de Guadalupe, Madre quien nos tiene bajo su mantilla y su protección,

   Ruega por nosotros.


26.Santa María de Guadalupe, Madre quien nos lleva en su abrazo,

   Ruega por nosotros.


27.Santa María de Guadalupe, Fuente de nuestra alegría,

   Ruega por nosotros.


28.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

   Sálvanos, Oh Señor.

29.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

   Óyenos, Oh Señor.

30.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

   Ten piedad de nosotros, Oh Señor.


Ruega por nosotros, Oh Santa Madre de Dios, para que podamos ser dignos de las promesas de Jesucristo.

Oremos:

Omnipotente y Eterno Dios, Tu mensaje de Misericordia, encomendado a la Virgen Perfecta, Santa María de Guadalupe, invita a todos tus niños a colocar toda su confianza en Ti. A través de la intercesión de la Madre de Tu Hijo, haz que Tu mensaje de Misericordioso Amor encienda nuestros corazones para que podamos ser heraldos fieles e instrumentos de esta Divina Misericordia para el mundo. Te pedimos esto a través de nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Un Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


La Salve

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre Virgen María!

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Oración

Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.

Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.

Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y santidad.

Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.

Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.

Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar. Si tú me das a Jesús, qué más puedo yo desear y ésta será mi dicha por toda la eternidad. Amén.

En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo,

Amén.


Canción La Guadalupana

Desde el Cielo, una hermosa mañana (bis) La Guadalupana (tres veces) bajó al Tepeyac.

Suplicante juntaba sus manos (bis) y eran mexicanos (tres veces) su porte y su faz.

Su llegada llenó de alegría (bis) De luz y armonía (tres veces) el Anáhuac.

Junto al monte pasaba Juan Diego (bis) Y acercó sé luego (tres veces) al oír cantar.

A Juan Diego la Virgen le dijo (bis) este cerro elijo (tres veces) para hacer mi altar.

Y en la tilma entre rosas pintada (bis) Su imagen amada (tres veces) se dignó dejar.

Desde entonces para el mexicano (bis) Ser guadalupano (tres veces) es algo esencial.

En sus penas se postra de hinojos (bis) Y eleva sus ojos (tres veces) hacia el Tepeyac.


 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

martes, 8 de diciembre de 2020

Consagración a la Inmaculada, Por S. Maximiliano Kolbe

Inmaculada Concepción
 


Consagración a la Inmaculada,

Por S. Maximiliano Kolbe


 "OH Inmaculada, reina del cielo y de la tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima, a quien Dios confió la economía de la misericordia. Yo....... pecador indigno, me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya.

A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad. Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva, para cumplir lo que de ti ha sido dicho:

"Ella te aplastará la cabeza" (Gen 3:15), y también: "Tú has derrotado todas las herejías en el mundo". Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumento en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús.

Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón de Jesús para nosotros, nos llega a través de tus manos".


Ayúdame a alabarte, OH Virgen Santa y dame fuerza contra tus enemigos."


Fuente: www.corazones.org