Páginas: Novena Inmaculada Concepción

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MAYO MES DE MARÍA

viernes, 7 de diciembre de 2018

MISTERIOSO GOZOSOS-NOVENA DE PETICIÓN VIRGEN ROSARIO DE POMPEYA


NUESTRA SEÑORA
DEL ROSARIO DE POMPEYA

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 NOVENA DE PETICIÓN:
MISTERIOS GOZOSOS



ORACIÓN QUE SE HARÁ
ANTES DE LA MEDITACIÓN

Dios te Salve María, Reina del Santo Rosario. María,
Madre mía, Salve!; a tus pies humildemente postrado me hallo para ofrendarte una corona de Rosas - blancas flores en memoria de tus gozos - cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con mi petición para una gracia particular.

Oh Excelsa Reina, Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden. Vos no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas ofrendas, recibe, asimismo, mis peticiones: de tus grandes misericordias espero la gracia y favores que con confianza te lo pido.

Cuánto te pido, lo recibiré, ¡demuestra que eres mi Madre!

Credo. Padre Nuestro. Tres Avemarías. Gloria.


Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos; está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo.
La Santa Iglesia Católica; la comunión de los Santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida perdurable. Amén.

Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
I. LA ANUNCIACIÓN 

Dulce Madre María, yo, que medito el Misterio de la Anunciación, que es cuando el Arcángel San Gabriel te anunció que serías Madre de Dios, ofrendándote aquella sublime salutación, "Salve, llena de gracia, el Señor Dios está contigo", y tú sometiéndote con humildad a la voluntad del Padre respondiste: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tú palabra".

Yo, humildemente te ofrezco: 
1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Humildad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.
II. LA VISITACIÓN 
Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Visitación que es cuando tú visitando a tú prima Santa Isabel, ella te saludó con estas proféticas palabras; "Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tú vientre" y tú la respondiste con el cántico de los cánticos, el Magnificat.

Yo, humildemente te ofrezco: 
1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Caridad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.
III. LA NATIVIDAD 
Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Natividad de Nuestro Señor, que es cuando llegado el tiempo, Oh Santa Virgen, nació el Redentor del mundo, en un pesebre en Belén, mientras los ángeles llenaban los cielos con el cántico, "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad".

Yo, humildemente te ofrezco: 
1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Uno a estas diez rosas mi petición, para poseer la virtud de Apartarme de las cosas del mundo y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.
IV. LA PRESENTACIÓN 
Dulce Virgen María; medito ahora el Misterio de la Presentación. Obediente a la ley de Moisés fuiste al Templo de Jerusalén, donde las primeras gotas de la sangre preciosa fueron derramadas, y donde el Profeta Simeón, teniendo en sus brazos al Divino Niño, dio gracias al Padre por haber tenido ya la dicha de ver al Salvador.

Yo, humildemente te ofrezco:
 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Uno a estas diez rosas, mi petición para poseer la virtud de la Pureza y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.
V. EL NIÑO JESÚS HALLADO EN EL TEMPLO 

Dulce Virgen María. Medito ahora el Misterio del Niño Jesús hallado en el Templo. Después de buscarle por tres días, tu corazón apenado, se llenó entonces de alegría al hallarle en el Templo donde estaba discutiendo con los Doctores de la ley, y cuando vistes que Jesús, obediente, regresó al hogar contigo.

Yo, humildemente te ofrezco:  
 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Conformidad con la Voluntad de Dios y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

Hágase aquí la comunión espiritual.


COMUNIÓN ESPIRITUAL
(Qué se hará después de una parte del Rosario, o sea después de las 50 avemarías)

JESÚS mío, que estás real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. No pudiéndote recibir bajo las especies sacramentales, Te suplico con un corazón lleno de amor y deseos hacia Ti, que vengas a mi alma por medio del Corazón Inmaculado de María, Tu Madre, y que te quedes con nosotros para siempre:
Tu conmigo
Yo contigo
En esta vida
Y en la venidera
Por medio de María.

Oración
Dulce Madre, Virgen María, Te ofrezco esta comunión espiritual como la cinta que enlaza las flores espirituales depositadas a tus plantas.
¡Oh Madre mía! Mira compasiva estas ofrendas y con Tu intercesión, consígueme esta gracia… (pídase la gracia que se desea.) Avemaría.

Oración Final
O Dios, que por medio de la vida, muerte y resurrección de Tu Unigénito Hijo nos distes la vida eterna te suplicamos nos concedas, Señor, que nosotros los que meditamos los Misterios del Santo Rosario de la Benditísima Virgen podamos imitar cuantos dichos Misterios contienen y prometen obtener. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
  • Que la asistencia divina quede siempre en nosotros.
  • Que descansen en paz las almas de los que ya murieron, por las misericordias de Dios. Amén.
  • Oh Santísima Virgen María. Unida a la de tu Divino Hijo, danos la bendición para este día (o noche).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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