Páginas: Novena Inmaculada Concepción

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MAYO MES DE MARÍA

domingo, 6 de diciembre de 2020

Himno Akathistos


 

HIMNO AKATHISTOS

 

Introducción

 

Por ti, oh Madre de Dios, vencedora en la lucha, entonamos los tuyos este canto de triunfo y también damos gracias al que te ha protegido de ser presa del mal; pero Tú, fuerte como nadie, nos librarás de todos los peligros, y así aclamaremos:

 

¡Salve, Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-1-:.:.:

 

Un arcángel excelso fue enviado del cielo a decir «Dios te salve» a María. Contemplándote, oh Dios, hecho hombre por virtud de su angélico anuncio, extasiado quedó ante la Virgen, y así le cantaba:

 

Salve, por ti resplandece la dicha;

Salve, por ti se eclipsa la pena.

Salve, levantas a Adán, el caído;

Salve, rescatas el llanto de Eva.

Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;

Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.

Salve, tú eres de veras el trono del Rey;

Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.

Salve, lucero que el Sol nos anuncia;

Salve, regazo del Dios que se encarna.

Salve, por ti la creación se renueva; Salve, por ti el Creador nace niño.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-2-:.:.:

 

Conociendo Santa María que es Virgen intacta que era a Dios consagrada, al arcángel Gabriel le decía: «Tu mensaje es arcano a mi oído y difícil resulta a mi alma; insinúas de Virgen el parto, exclamando:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-3-:.:.:

 

Deseaba la Virgen María comprender el misterio y al heraldo divino pregunta: «¿Podrá́ dar a la luz criatura una Virgen? Responde, te ruego». Reverente Gabriel contestaba, y así́ le cantaba:

 

Salve, tú guía al eterno consejo;

Salve, tú prenda de arcano misterio.

Salve, milagro primero de Cristo;

Salve, compendio de todos los dogmas.

Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;

Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.

Salve, de angélicos coros solemne portento;

Salve, de turba infernal lastimero flagelo.

Salve, inefable, la Luz alumbraste;

Salve, a ninguno dijiste el secreto.

Salve, del docto rebasas la ciencia;

Salve, del fiel iluminas la mente.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-4-:.:.:

 

El Poder del Altísimo la cubrió́ con su sombra e hizo Madre a la Esposa Inviolada. Aquel seno por Dios fecundado germinó como fértil arada para todo el que busca la gracia y salvación Cantando:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-5-:.:.:

 

Con el Dios Nino en su seno, presurosa María, a su prima Isabel visitaba. El pequeño en el seno materno exultó al oír el saludo, y con saltos, cual cantos de gozo, a la Madre aclamaba:

 

Salve, oh tallo del verde Retoño;

Salve, oh rama del Fruto incorrupto.

Salve, al pío Arador tú cultivas;

Salve, tú plantas quien planta la vida.

Salve, oh campo fecundo de gracias copiosas;

Salve, oh mesa repleta de dones divinos.

Salve, un Prado germinas de toda delicia;

Salve, al alma preparas Asilo seguro.

Salve, incienso de grata plegaria;

Salve, ofrenda que el mundo concilia.

Salve, clemencia de Dios para el hombre;

Salve, del hombre con Dios confianza.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-6-:.:.:

 

Con la mente en tumulto y el alma agitada inundado de dudas, no alcanza a salir de su gran desconcierto el prudente José́ se debate. Sin embargo, sabiéndote pura, imagina que hubo esponsales secretos, oh Purísima. Pero al ver que eras Madre por obra del Espíritu Santo, exclamó:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-7-:.:.:

 

Los pastores oyeron los angélicos coros que al Señor hecho hombre cantaban. Para ver al Pastor van corriendo; un Cordero inocente contempla que del pecho materno se nutre, y a la Virgen le cantan:

 

Salve, Nutriz del Pastor y Cordero;

Salve, aprisco de fieles rebaños.

Salve, barrera a las fieras hostiles;

Salve, ingreso que da al Paraíso.

Salve, por ti con la tierra – exultan los cielos;

Salve, por ti con los cielos – se alegra la tierra.

Salve, de Apóstoles boca – que nunca enmudece;

Salve, de Mártires fuerza – que nadie somete.

Salve, de fe inconcuso cimiento;

Salve, fulgente estandarte de gracia.

Salve, por ti es despojado el averno;

Salve, por ti revestimos la gloria.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-8-:.:.:

 

Observando la estrella que hacia Dios los guiaba, sus fulgores siguieron los magos. Era antorcha segura en su ruta; los condujo ante el Rey Poderoso. Al llegar hasta el Inalcanzable, le cantan:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-9-:.:.:

 

Contemplaron los magos entre brazos maternos al que al hombre plasmó con sus manos. Comprendieron que era El su Señor, a pesar de su forma de esclavo; presurosos le ofrecen sus dones y a la Madre proclaman:

 

Salve, oh Madre del Sol sin ocaso;

Salve, aurora del místico Día.

Salve, tú apagas hogueras de errores;

Salve, Dios Trino al creyente revelas.

Salve, derribas del trono – al tirano enemigo;

Salve, nos muestras a Cristo – el Señor y el Amigo.

Salve, nos has liberado – de bárbaros ritos;

Salve, nos has redimido – de acciones de barro.

Salve, destruyes el culto del fuego;

Salve, extingues las llamas del vicio.

Salve, camino a la santa templanza;

Salve, alegría de todas las gentes.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-10-:.:.:

 

De regreso para Babilonia, se hicieron los magos heraldos, portadores de Dios. Así se cumplió el vaticinio, y a todos hablaban, oh Cristo, de Ti, sin pensar en Herodes, el necio, incapaz de cantar:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-11-:.:.:

 

Irradiando en Egipto la verdad luminosa, del error disipaste la sombra: a tu paso, oh Señor, sacudidos por fuerza divina cayeron los ídolos; y los hombres, salvados de ellos, a la Madre de Dios aclamaban:

 

Salve, levantas al género humano;

Salve, humillas a todo el infierno.

Salve, conculcas engaños y errores;

Salve, impugnas del ídolo el fraude.

Salve, oh mar que sumerge – al cruel enemigo;

Salve, oh roca que das de beber – a sedientos de Vida.

Salve, columna de fuego – que guía en tinieblas;

Salve, amplísima nube – que cubres el mundo.

Salve, nos diste el Maná verdadero;

Salve, nos sirves Manjar de delicias.

Salve, oh tierra por Dios prometida;

Salve, en ti fluyen la miel y la leche.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-12-:.:.:

 

Pronto ya para irse de este mundo cambiante, engañoso, Simeón te acogió como Niño en sus brazos, pero en Ti descubrió al Absoluto, a Dios, y admiró estupefacto la oculta sapiencia, exclamando:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-13-:.:.:

 

Una nueva creación exhibió el Creador al mostrarse a nosotros, que de Él procedimos: germinó en un seno de Virgen, y al salir, lo dejó como antes, intacto; para que, viendo el prodigio, a la Madre cantáramos:

 

Salve, azucena de intacta belleza;

Salve, corona de noble firmeza.

Salve, la suerte futura revelas;

Salve, la angélica vida desvelas.

Salve, frutal exquisito – que nutre a los fieles;

Salve, ramaje frondoso – que a todos cobija.

Salve, llevaste en el seno – quien guía al errante;

Salve, al mundo entregaste – quien libra al esclavo.

Salve, plegaria ante el Juez verdadero;

Salve, perdón del que tuerce el sendero.

Salve, atavío que cubre al desnudo;

Salve, del hombre supremo deseo.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-14-:.:.:

 

Por tal parto admirable elevados, nos sentimos salir de este mundo y lo ojos indagan al Cielo. Para eso aparece en la tierra, humilde, en humana presencia, el Altísimo: para guiar a la cima a aquellos que alegres lo aclaman:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-15-:.:.:

 

Todo entero quedó en esta tierra, sin dejar de estar siempre en el Cielo el Verbo de Dios. Él no está circunscripto. No hubo un cambio de sitio sino que fue un abajarse divino. Nació de la Virgen repleta de Dios. Por eso Ella escucha estas cosas:

 

Salve, mansión que contiene el Inmenso;

Salve, dintel del augusto Misterio.

Salve, de incrédulo equívoco anuncio;

Salve, del fiel inequívoco orgullo.

Salve, carroza del Santo – que portan querubes;

Salve, sitial del que adoran – sin fin serafines.

Salve, tú sólo has unido – dos cosas opuestas:

Salve, tú sola a la vez – eres Virgen y Madre.

Salve, por ti fue borrada la culpa;

Salve, por ti Dios abrió el Paraíso.

Salve, tú llave del Reino de Cristo;

Salve, esperanza de bienes eternos.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-16-:.:.:

 

En el mundo celeste se asombraron los ángeles por el acto sublime de tu Encarnación divina: que ese Dios tan excelso se haya hecho accesible, humano, para andar con nosotros y por todos oírse aclamar:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-17-:.:.:

 

Oradores brillantes como el pez enmudecieron ante Ti, Gestadora de Dios; no son por nada capaces de decir en qué forma Tú siempre eres Virgen aún después de ser Madre. Más nosotros, admirando el misterio cantamos con fe:

 

Salve, sagrario de arcana Sapiencia;

Salve, despensa de la Providencia.

Salve, por ti se confunden los sabios;

Salve, por ti el orador enmudece.

Salve, por ti se aturden – sutiles doctores;

Salve, por ti desfallecen – autores de mitos;

Salve, disuelves enredos – de agudos sofistas;

Salve, rellenas las redes – de los Pescadores.

Salve, levantas de honda ignorancia;

Salve, nos llenas de ciencia superna.

Salve, navío del que ama salvarse;

Salve, oh puerto en el mar de la vida.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-18-:.:.:

 

Por salvar lo creado el Artífice Santo del cosmos hasta aquí descendió por bondad. Como Dios, era nuestro Pastor; pero quiso, al venir a nosotros, hacerse Cordero: como humano llamó a los humanos, como Dios nos escucha decirle:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-19-:.:.:

 

Madre Virgen Tú eres fuerza de la vírgenes y de cuantos acuden a Ti: tal te hizo el Señor de la Tierra y el Cielo, ¡oh Purísima! al tomar de Ti carne en tu Seno; y enseña a que en tu honor oh Purísima, todos cantemos:

 

Salve, columna de sacra pureza;

Salve, umbral de la vida perfecta.

Salve, tú inicias la nueva progenie;

Salve, dispensas bondades divinas.

Salve, de nuevo engendraste – al nacido en deshonra;

Salve, talento infundiste – al hombre insensato.

Salve, anulaste a Satán – seductor de las almas;

Salve, nos diste al Señor – sembrador de los castos.

Salve, regazo de nupcias divinas;

Salve, unión de los fieles con Cristo.

Salve, de vírgenes Madre y Maestra;

Salve, al Esposo conduces las almas.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-20-:.:.:

 

Se hace vano, oh Señor, el intento de igualar en un canto la riqueza de todas tus gracias. Aunque hiciéramos himnos numerosos cual granos de arena, Rey Santo, más serían los dones que diste al que canta:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-21-:.:.:

 

A María los ojos contemplan como antorcha encendida para el que anda en las sombras. Ella en todos enciende la llama divina y guía a la ciencia del Verbo, brillado en las mentes; y así, todos, con himnos la ensalzan:

 

Salve, oh rayo del Sol verdadero;

Salve, destello de Luz sin ocaso.

Salve, fulgor que iluminas las mentes;

Salve, cual trueno enemigos aterras.

Salve, surgieron de ti – luminosos misterios;

Salve, brotaron en ti – caudalosos arroyos.

Salve, figura eres tú – de salubre piscina;

Salve, tú limpias las manchas – de nuestros pecados.

Salve, oh fuente que lavas las almas;

Salve, oh copa que vierte alegría.

Salve, fragancia de ungüento de Cristo;

Salve, oh Vida del sacro Banquete.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-22-:.:.:

 

Al querer perdonarnos la deuda que de antiguo pesaba, a los hombres llegó el Redentor; se dignó acudir en persona y vivir con nosotros, indignos de gracia. Hizo trizas la antigua sentencia y todos lo aclaman:

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

:.:.:-23-:.:.:

 

Con un himno a tu parto la creación te celebra como Templo viviente, ¡Oh Madre de Dios! El Señor, el que todo en su mano contiene, hizo escala en tu seno; te hizo toda santa y gloriosa, y nos mueve a cantarte:

 

Salve, oh tienda del Verbo divino;

Salve, más grande que el gran Santuario.

Salve, oh Arca que Espíritu dora;

Salve, tesoro inexhausto de vida.

Salve, diadema preciosa – de reyes devotos;

Salve, orgullo glorioso – de sacros ministros.

Salve, firmísimo alcázar – de toda la Iglesia;

Salve, muralla invencible – de todo el Imperio.

Salve, por ti enarbolamos trofeos;

Salve, por ti sucumbió el adversario.

Salve, remedio eficaz de mi carne;

Salve, inmortal salvación de mi alma.

 

Salve, ¡Virgen y Esposa!

¡Salve, Virgen y Esposa!

 

:.:.:-24-:.:.:

 

Madre digna de laudes, Gestadora del Verbo, el más Santo entre todos los Santos. Nuestra ofrenda recibe en el canto; y a todos líbranos del eterno castigo, a quienes cantamos:

 

¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!




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